jueves, 28 de julio de 2011

Mexicano de Verdad


Hace años iba yo caminando por el zócalo de la ciudad de México y me detuve un momento a leer la pancarta que llevaban unos indios, sí unos indios, quizá totonacos u otomíes, no lo sé y tampoco recuerdo lo que la pancarta decía, eran los tiempos de Salinas de Gortari. Los campesinos reclamaban quizá tierras, o educación, o viviendas, o mejores condiciones de vida, todo lo que se les ha quitado a lo largo de la noche triste y larga de su historia. Yo no sé cuál era mi expresión en ese momento, tendría unos 19 ó 20 años, no me acuerdo, la memoria siempre me ha sido infiel. Pero hubo algo que me hace recordar aquel momento.  De no haber pasado, ni siquiera hubiera tenido algún mínimo significado para mí. Un hombre de robusto mestizaje y carnes, de cabello y bigote mexicano… Aunque no sea yo ahora capaz de decir si llevaba algún sombrero, o si tenía alguna seña particular, estoy seguro que si en ese momento  se me hubiera pedido detallarlo para hacer un retrato hablado por algún crimen, el resultado hubiera sido completamente inservible para culpar a alguien, se hubiera podido colgar a un gran porcentaje de sospechosos.  De cualquier manera no fue el caso, no había crimen. Aquel hombre me observó un momento y, en seco, me dijo algo así: “No te burles pinche güey, esos son los verdaderos mexicanos”.  Y sin más, se perdió entre la multitud que inundaba el Zócalo aquel día. Me sentí insultado y no porque me dijera “pinche güey”. En México, el agua es menos común que esa cotidiana frase. Me sentí insultado de que hubiera pensado que me burlaba del grupo de campesinos de la pancarta. No había verdad en sus palabras: ni me burlaba, ni aquellos hombres eran los “verdaderos” mexicanos, al menos no más verdaderos que él o yo. Inmediatamente pensé que ellos eran más otomíes, tzeltales, tojolabales,  mayas, totonacas… más que mexicanos.   Bueno, quizá la única verdad era el decirme “pinche güey”. Años más tarde, cuando por razones de la vida tuve que trabajar y vivir entre los totonacas me di cuenta que yo tenía razón. Me gustaba preguntar de vez en cuando a la gente si eran mexicanos y me contestaban rotundamente que NO, que eran totonacas.  

¿Cuál es el verdadero mexicano?

¿El indio? Hagan la prueba preguntándoselo a algún tarahumara o tepehuán y se asombrarán de la respuesta.

¿El blanco?  No bromeen ¿los güeritos?

¿El mestizo? ¿Y eso que quiere decir? ¿Blanco con qué? Cuando bautizaron al papá de mi tatarabuelo lo registrarían como coyote, se casó como español y tenía 2 hermanos mulatos, todos del mismo padre y madre, que conste que en aquellos tiempos, mujer infiel era mujer muerta. Su papá era indio y su madre española, otros de sus hermanos fueron registrados también como coyotes y quizá alguno como lobo. Conclusión: una capirotada.

¿El mulato o el negro? ¿Sí? ¿A cuántos conocen?

Aquí les dejo las portadas de dos libros de bautizos de Aguascalientes del siglo XVIII…. ¿Será que ellos lo tenían más claro?



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viernes, 8 de julio de 2011

Borrados de Nuevo León (2a parte)


Nativa del Noreste de Mexico, Interpretacion por J. Elias
Sigo imaginando a los primeros habitantes de Nuevo León, a quienes los españoles llamaron borrados, pelones, rayados, barretados, etc. Son sorprendentes los relatos y descripciones que hace Caveza de Vaca, Alonso de León y Arlegui sobre los habitantes del noreste de México, sus costumbres y aspecto físico. Estudios recientes de arqueólogos y antropólogos sobre la zona ayudan a mirarlos desde otro punto de vista. Si fueron capaces de representar la Naturaleza  en petroglifos como los del Frontón de Piedras Pintas (Parras NL), Boca de Potrerillos (Mina NL), en Nacaz e Icamole (García, NL) y en cientos de otros sitios esparcidos en el Estado de NL, no debieron ser tan cortos de mente, ni debió haber sido tanto "el barbarismo, ceguera y bestialidad de esta gente" como afirma Alonso de León en su Historia de Nuevo León. Y en otra parte de su historia De León dice refiriéndose a los aborígenes de NL: 
"Son de corta capacidad, sin ningún discurso, prontos a hacer cualquier mal o traición, y si hallan ocasion, no la pierden; inclinados a hurtar; es gente mentirosa, vana y enemiga de todo lo criado; no cultivan la tierra, ni siembran; viven libres, en ociosidad, raiz de todos los males en que estan sepultados".
Es obvio que el autor es hijo de su tiempo. Los españoles veían en las costumbres de aquellas gentes algo diabólico. Para ellos, los indios de Nuevo León eran, si no demonios, sus parientes más cercanos. Acusan de ladrones a quienes les han despojado de toda posesión, incluidas su cultura e identidad como grupo trashumante. Y sin embargo para conocer algo de ellos es necesario recurrir a estas fuentes coloniales. 

Las interrogantes sobre estos grupos son muchísimas. Muchas más que las respuestas. ¿Cuántos grupos había? ¿Qué lenguas hablaban? y de estas lenguas ¿Cuales estaban emparentadas? ¿Qué trayectos recorrían en su lucha por la sobrevivencia en un medio bastante hostil? ¿Cuales eran los límites de cada tribu? ¿Cuál la interacción además de la guerra? ¿Tenían centros de culto, de reunión para eventos litúrgicos, etc? ¿Fueron los ancestros de estos quienes elaboraron los petroglifos esparcidos por el estado? ¿Fueron otros que nada tienen que vero con ellos? 

Algo se sabe de ellos, algunos datos de sus costumbres, una lista inmensa de nombres sacadas de fuentes coloniales (En el Handbook of North American Indians, Volume 10 de William C. Sturtevant se enumeran solo para el área de Nuevo León unos 315 nombres), el uso de la lengua Quinigua de algunas de estas tribus, especialmente de los llamados borrados. Algunos autores han sugerido que muchas de estas tribus hablaban alguna lengua emparentada con la conocida como Coahuilteca, pero hay mucha discusión y dudas en torno a ese tema. Un primer intento de recolección de vocablos Quinigua a partir de textos coloniales lo hizo Eugenio del Hoyo en 1960 en su Libro Vocablos de la lengua quinigua de los indios borrados del noreste de MéxicoEn el campo de la arqueología, entre 1960-1967, un grupo de estudiosos de la Universidad de Texas, en Austin, encabezado por Jeremiah F. Epstein, emprendió un amplio programa de investigación en el Noreste de México que permitió el avance en el conocimiento de sus pobladores, y las costumbres y manifestaciones culturales de éstos.

La descripción más directa de las costumbres, atuendos y aspecto de las tribus que habitaron las cercanías de Monterrey cuando se llevó a cabo la fundación de la ciudad es, sin duda, la de Alonso de León. Sobre su aspecto él escribe:

Muchaca nativa del Noreste de Mexico, Interpretacion por J. Elias
"Andan los varones desnudos, en carnes, y tal vez se ponen unas suelas en los pies, atadas con unas correas, que llaman cacles, para defensa de las espinas; los cabellos largos, traen caidos atras, con una correa de venado, que les da la punta a las nalgas, o sueltos, como mas quieren; pintanse las caras en general, cada nacion con diferentes rayas, y otros todo el cuerpo, a la larga, atravesadas, derechas las rayas, o ondeadas, cual suele estar la tireba; algunos tienen, de la coronilla a la frente, pelado y rayado, que nacen las rayas de las narices: llamanlos calvos o pelones; y esta parte pelada, unas naciones la tienen mas ancha que otras, pero todas muy lisa, de arte que, apenas apunta el velio, cuando lo quitan, que parece, segun esta aquella parte, que el artificio ha convertido en naturaleza y que no podra nacer cabello; mas nace, si lo dejan. No difieren las indias de ellos, en las rayas muy poco, ni en lo demas; ellas cubren sus partes deshonestas con heno o zacate o unos torcidos que hacen de cierta yerba, como lino, y sobre eso suelen, las que lo tienen, ponerse, como faldellin, un cuero de venado atras, y otro adelante; este, mas corto, que da a las espinillas; aquel les arrastra un palmo, del cual cuelgan cuentas, o frisoles o frutillas duras; o otros generos de caracoles o dientes de animales, que hacen un ruido al andar, que tienen por muy gran gala; suelen traer otro cuero colgado al hombro, como cobija".

Y yo de atrevido me pongo a hacer dibujos de ellos a sabiendas que es casi, si no imposible, reproducir la imagen de aquellos primeros habitantes de NL. Aquí las dejo por si interesan a alguien. 

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Artículo Relacionado:

Macario Leal, el Cautivo en el Blog de Juan Crouset


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