lunes, 31 de octubre de 2011

Personajes Olvidados de la Historia de México I

El Conde Claudio Linati

Claudio Linati Autorretrato
Entre 1825 y 1826 vivió en México un personaje peculiar, industrioso y creativo, el Conde Claudio Linati. Su estancia en México fue muy breve, de sólo año y medio, y sin embargo, ese tiempo marcó su vida. Él a su vez, con su trabajo artístico e intelectual, empezó a fraguar una imagen gráfica de los diferentes personajes que poblaban al México recién independizado. Las primeras litografías mexicanas se deben a él. Creó un legado gráfico que fue la carta de presentación de México para el mundo de su época. Buena o mala, esa imagen empezó a circular por Europa. Dio a conocer a la india tortillera ante el metate afanada en su quehacer; al cargador, más parecido a una hormiga que a un ser humano por el peso que aguantaba; al sereno y al aguador, quienes recorren las calles de las principales ciudades de la nueva república; al hacendado, al oficial de los dragones y al fraile Camilo; a la dama elegante y al mendigo. al blanco, al indio y al negro y a los padres de la patria: Morelos, Hidalgo y Moctezuma.

Claudio Linati nació en Parma el 1 de febrero de 1790, hijo de Filippo y Emanuella de los Condes Cogorani. Su nacimiento cobró la vida de su madre y su infancia fue marcada por esa pérdida y por la educación de su preceptor Giuseppe Caderini un hombre que, según su biógrafo, que lo fue su propio hijo Filippo[1], le inculcó los ideales de igualdad que lo llevaron a oponerse al estado imperante y a buscar la libertad y la unificación de Italia. Por sus ideales chocó con las autoridades de tal forma, que fue condenado a muerte pero lo salvó el destino, para más tarde, vivir en el exilio. Así llegó a Francia en donde fue militar en el ejército de Napoleón I.

Claudio era un hombre ilustrado e inteligente, llegó a dominar además del italiano el francés y el español, idioma de la que fuera su esposa: Doña Isabel Bacardi, (Dama de la Aristocracia Catalana). En París perfeccionó las artes gráficas y plásticas. Se unió a la secta de los Carboneri, que aspiraba a la libertad política y a un gobierno constitucional.

De Francia pasó a Bélgica, donde conoció a Manuel E. de Gorostiza, encargado de los negocios de México en Bélgica y allí cristalizó el proyecto de trasladarse a México, cuyo gobierno en esa época, buscaba crear nuevas industrias para la recién independizada república.  En 1825, Linati estableció en México su taller litográfico y fundó el diario “El Iris” con la colaboración de Fiorenzo Galli y el poeta cubano José María de Heredia. Otros colaboradores litógrafos fueron el oaxaqueño José Gracida y los italianos Carlo Satanino y Luigi Brotti de Scagnello (muchacho de 14 años). En la primera publicación del 4 de febrero de 1826 apareció la primera litografía mexicana (un figurín en color), elemental e incipiente, pero con la fuerza de una semilla que pronto germinaría. Sus ideas críticas lo llevaron pronto a abandonar la empresa y a regresar a Bélgica. Y el diario “El Iris” sólo dio a la luz una cuarentena de publicaciones. Una vez en Bélgica, Linati elaboró, según palabras de Manuel Toussaint  “el primer monumento de nuestra litografía”[2]. Un verdadero tesoro litográfico con 48 litografías a color y una en blanco y negro. La obra lleva el título Costumes Civils Militaires et Réligieux de Mexique dessinés d’après Nature[3]  y de esa manera los Países Bajos y, con ellos, parte de Europa, se familiarizaron con los mexicanos.  De ella dice su biógrafo “en 48 tablas litográficas, impresas por Jobard y publicadas por Satanino, dibujó los caracteres mexicanos, dejando en ellas a la familia y al público un perdurable monumento a su breve estancia en América”[4] Las estampas del libro son un compendio  de los arquetipos de cada personaje mexicano y continúan teniendo esa fuerza visual que perdura en las obras de arte.

Dejo como ejemplo aquí sólo la primera litografía del libro: el retrato de “Moctezuouma Xocotin, dernier Empereir du Méxique, peint par orde de Fernand Cortez”.

Moctesuma, Litografia de C. Linati
Linati regresó a México, pero lamentablemente sólo para morir, víctima de la fiebre amarilla. Llegó al puerto de Tampico el 9 de diciembre de  1832 y murió dos días después. Pero las prensas y piedras de su taller litográfico pasaron a la Academia de San Carlos y estuvieron a cargo de un discípulo suyo, el teniente e ingeniero Ignacio Serrano.

Para su biógrafo, la experiencia mexicana de su padre había sido un descalabro, su corta estancia en México se debía a que “las ganancias prometidas no aparecieron y los pactos establecidos no se cumplieron…” Y si volvió a México fue porque aunque “de aquel regimiento de ignorantes y de egoístas, no esperaba favor, esperaba al menos la restitución de algunos atractivos créditos, que a cargo de aquél gobierno había, con otros bienes, heredado en su juventud”[5].  Bienes que su muerte no le dejó disfrutar.
En una carta a su esposa, Claudio escribió “se lleva el peso de la desgracia hasta donde se puede. Después no hay sino la Nada,”[6] y esa sentencia parece ser la síntesis de su vida de lucha por sus ideales, siempre opuesta a persecución,  cárcel, patíbulo, mala paga y muerte.





[1] LINATI, Filippo Vita del Conte Claudio Linati seguita de un Saggio Poetico del Medesimo da Documenti e Note, Parma 1883.
[2] TOUSSANT, Manuel, La litografía en México México 1934 p xiv cit por O’GORMAN. E. y FERMAMDEZ, J, Documentos para la Historia de la Litografía en México, México 1955 p. 56
[3] LINATI, Claudio Costumes Civils Militaires et Réligieux de Mexique dessinés d’après Nature, Bruxeles 1828
[4] LINATI, Filippo, Op. Cit. P. 26 y 27
[5] LINATI, Filippo, Op. cit. pp. 26 y 31.
[6] Cit por O GORMAN, E. Op. cit p. 57. 

lunes, 24 de octubre de 2011

La Biblioteca digital de la UANL

Don Alfonso Reyes Ochoa
Al explorar  la colección digital de la biblioteca dela UANL, uno se da cuanta de la riqueza que ésta ofrece en libros antiguos, especialmente para el estudio de la historia de México y del Estado de Nuevo León.

En una “búsqueda avanzada” en la herramienta de búsqueda, se puede escoger el título, el autor o la materia, incluso seleccionar si se desea ver una tesis de maestría o doctorado o indicar que lo que se quiere es un libro antiguo. Hay allí ejemplares de los siglos XVI al XXI. Si en la búsqueda avanzada se escoge la categoría de libro antiguo, sin colocar otro parámetro de búsqueda, el resultado será de más de 8 mil títulos de los más variados temas.

No sorprende encontrar las obras de Alonso de León, Fray Servando Teresa de Mier, Eleuterio González, Bernardo y Alfonso Reyes y Serafín Peña entre otros, así como el Acta de Fundación de la Ciudad de Monterrey y abundantes títulos referentes al estudio de la medicina, la historia y las leyes, documentos relativos a la legislación y la historia del Estado de Nuevo León, etc.  Volúmenes que quizá pertenecieron a nuestro querido Dr. Gonzalitos y ejemplares que debieron formar parte de la biblioteca de Don Alfonso Reyes. Lo que sí me sorprendió fue encontrar muchísimos títulos de obras religiosas, devocionarios, bulas papales y cartas pastorales de los obispos mexicanos, especialmente de los obispos de la Diócesis de Linares, más tarde arquidiócesis de Monterrey,  tanto en español como en latín.

Más aún me sorprendió hallar abundantes libros raros sobre la historia de Querétaro, entre ellos  tres diarios manuscritos de las primeras décadas del siglo XIX, muy interesantes, creo yo, para hacerse una idea de la vida cotidiana en Querétaro durante las primeras décadas del México independiente.  Estos diarios manuscritos son 20 tomos del Diario de Querétaro de José Xavier Argomaiz, un manuscrito titulado: Una familia queretana en la Guerra de Reforma del que no se señala autor (en una de sus páginas aparece un membrete con el nombre de Fernando Díaz Reyes Retana) y un diario de X. Silva: “Papeles para la historia de Querétaro 1821-1823” escrito en San Juan del Río.  

Basta acceder a cualquiera de los libros de la biblioteca digital para experimentar gratitud al Padre Mier, a Gonzalitos y a Alfonso Reyes, pilares del conocimiento e identidad del regiomontano, misma gratitud que se experimenta por quienes en la UANL hicieron posible el acceso digital a este tesoro de todos. 


miércoles, 19 de octubre de 2011

Guardianes del Templo de Xochicalco en la Exposición Universal de París, 1867

Me encontré este dibujo de 1867 de dos mexicanos haciendo "la guardia en el templo de Xochicalco". Extraña combinación, cualquiera esperaría a un guerrero con cabeza de jaguar o plumas de Quetzal. El caso es que este templo no era exactamente un auténtico templo, sino la réplica de la gran pirámide de Xochicalco recreada para la Exposición Universal de París de aquél año. La wikipedia dice que aquella exposición fue la más grandiosa hasta ese momento, que pretendía exaltar la grandeza del Segundo Imperio y que por temas tenía el progreso y la paz. Mucha paz y mucho progreso, pero la verdad es que México estaba, en ese momento, saliendo de una intervención armada que había cobrado bastantes muertes nacionales y francesas, el fusilamiento de Maximiliano y la locura de Carlota.

El dibujo está firmado por M. Lanson y la descripción de Ernest Déolle refleja, creo yo, una emoción mixta entre la admiración por una cultura remota y sorprendente y el resentimiento por las muertes que el conflicto entre México y Francia había cobrado. Yo traduje lo mejor que pude y aquí les dejo el texto en español. El original lo pueden encontrar en las páginas 180 y 181 en este enlace

 "Atuendos Mexicanos
NO sin un poco de tristeza, podemos decir, que los visitantes franceses se detenían en la Exposición ante la imagen muy fiel, según se nos informa, de las ruinas del templo de Xochicalco. Recuerdos de una civilización extinta, procedentes de un país al cual Europa pensó que había llevado los frutos de su civilización, conmovían vivamente el espíritu y se hallaban tras dos tipos de raza indio-hispana que el lápiz de nuestro dibujante bien captó. Es difícil no detenerse ante lo pintoresco de sus atuendos. Mi pensamiento voló muy lejos. Construyó con esos dos hombres de aspecto oscuro y viril, algunas veces a las numerosas muchedumbres aclamando a los soldados europeos, abriéndole sus casas y sus templos a los misioneros europeos de la libertad; otras veces a los grupos armados agazapados detrás de altos matorrales esperando la hora de la venganza y el crimen. En efecto, hay de todo en esos seres y en sus atuendos: cambia el trazo y el enorme sombrero cubre coquetamente la cara de un hombre apacible y suave, se convierte repentinamente en el sombrero del clásico tunante y ve marchar a ese hombre envuelto en los pliegues de su poncho rayado, de vivos colores y ese largo pantalón que se ensancha en embudo invertido, le hace aplomar el paso y envejecer su andar, pero entonces, salta sobre un caballo e inmediatamente afirma su pié en el estribo y los pantalones que vuelan a ambos costados del animal parecen dar alas al jinete. La tela, las decoraciones de lana o seda, los ornamentos de oro y plata, no son nada que se preste a estas bruscas transformaciones: pero el mexicano está hecho en otra parte, en un lugar donde se tienen todos los modales y todas las violencias. Nuestros soldados lo conocen bien y se pueden encontrar, en sus pintorescas narrativas, veinte palabras para definirlo. Todos transcriben esa mezcla de astucia y jactancia, fuerza y delicadeza, que hay en el hombre y en su atuendo. 
El niño parisino encontró en México sus pantalones tití – ese   famoso personaje de nuestros antiguos carnavales – y recuerda las proezas coreográficas que inmortalizarían a la ópera del género del tití, el célebre cargador. Traje y personaje carnavalescos. ¡En efecto, ese es el disfraz de seda y terciopelo que hace confluir valor y cobardía!...Los museos (que muestran los restos de la Exposición) conservan el dibujo de los dos tipos mexicanos, el croquis que aquí se ve sin otro motivo, que mostrar la diversidad que había en la variedad personajes reunidos en la Exposición, la construcción efímera de la que nuestros dos héroes fueron custodios, sirve igualmente para ilustrar, por decirlo así, la historia retrospectiva del arte escrita en el Campo de Marte y en la admirable Galería del Trabajo a través de los últimos siglos.  El templo de Xochicalco es uno de los más curiosos especímenes del arte indiano. El interior, que puede visitarse, ofrece también vestigios de los templos más remotos  ¿Por qué no hemos podido estudiar esas preciosas reliquias tan estimadas por el anticuario, el historiador y el filósofo sin sucumbir a la tristeza?
Lo sabemos. Entonces se nos permitirá decir aquí que al ver a estos hombres y sus extrañas vestimentas, los restos de monumentos tan ricos por su originalidad, pensamos que en adelante la tierra de México tendrá para Francia otros tesoros: las tumbas de nuestros soldados – ¡verdaderos mausoleos de la civilización moderna.                                            ERNEST DRÉOLLE"


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miércoles, 12 de octubre de 2011

Calendario de las Señoritas Mexicanas

Esfera Cosmográfica
Calendario de las Señoritas Mexicanas


En un recorrido virtual por la Biblioteca de la Capilla Alfonsina de la UANL me tropecé con este título: Calendario de las señoritas mexicanas, para el año bisiesto de 1840, dispuesto por Mariano Galván. Y pensé, esto tiene que estar bueno. Y la verdad es que sí lo está. Bueno, nada que ver con el calendario de Kristen Steward para el 2012. Pero aquellas eran otras épocas.




Ya desde la dedicatoria se vislumbra el contenido:
“A las Señoritas mexicanas cuyas virtudes forman el honor de su sexo: su ternura, el consuelo del hombre; y su belleza el más brillante ornamento de su patria, ofrece este leve obsequio Mariano Galván Rivero”


Muy linda la dedicatoria pero... ¿Y si la mujer no es tierna? ¿Y si no lo quiere ser? ¿Y si encima de no ser tierna no es ni bonita? Vamos, en 1840 tenía que serlo, tierna y bonita, y no se diga más. 

Y después a ubicarse… Oh sí,  muy importante, y las notas cronológicas no dejan lugar a dudas. El mundo desde su creación hasta aquel momento tenía 7,039 años, ni más ni menos. Y desde el diluvio universal, (porque qué duda cabía que había habido un diluvio en toditito el mundo) 4,797 años. Ya las demás fechas eran pan comido: 1840 años desde la encarnación del Divino Verbo, 319 desde la conquista española, 20 desde “la última inundación en tiempo del Conde del Venadito (septiembre 23 de 1819)”, etc. 


Aquí está toda la lista: 

  
No hemos cambiado nada. Basta ir a la wikipedia para leer, que “la Tierra se formó hace 4, 540 millones de años” millón más, millón menos y nuestro universo… hombre, pero si eso es requete sabido: “13,73 ± 0,12 millardo de años y por lo menos 93.000 millones de años luz de extensión”. ¿Y eso qué es? Digo, lo de millardo, porque mi cabeza no da para tanto cero. Sin ánimo de criticar a nadie, al contrario, me parece muy buena la inquietud de conocer y dominar las cosas.

Pero no nos salgamos del calendario, que las señoritas se pueden molestar. Después de la ubicación temporal, el calendario registra una serie de informaciones curiosas como el cómputo eclesiástico, (que incluía el epacta o número de días que el año solar excedería al lunar), las témporas y las fiestas movibles. Al final de este preámbulo, una nota explicativa, interesante porque revela la diferencia de las castas sociales a la hora de las obligaciones religiosas:
Los días señalados con † † y todos los domingos, obligan a oir misa generalmente y a no trabajar: los que llevan † y el santo patrón o titular de cada lugar son obligatorios a lo mismo, menos para los Indios, que no están obligados a oír misa, y pueden trabajar en sus cosas, no en las de los Españoles; y en los de † deben oir misa los que no son Indios, aunque todos pueden trabajar.
Los no dispensados con la comida de carne se señalan con ♠: los de ayuno son todos los de vigilia, témporas y toda la cuaresma, menos sus respectivos domingos; excepto para los Indios, pues a estos sólo les obligan los viernes de cuaresma, sábado santo y vigilia de Nuestro Señor Jesucristo…”
Bueno, al menos, los pobres indios no debían ayunar ¡toda la cuaresma! Suficientes eran las permanentes privaciones que debieron tener a lo largo del año.

Y entonces sí da comienzo el calendario con el registro de cada día del año como se hace tradicionalmente, indicando los signos zodiacales, el santoral, los eventos o fiestas religiosas o nacionales de cada día, etc. Este tipo de calendarios debían aparecer en circulación a principio del año en cuestión, o a finales del año anterior, pero eso no era un obstáculo para pronosticar el clima con meses de anticipación:
Las recias heladas que caerán en este mes (enero) lo harán muy frío, y no faltarán fuertes vientos”. Y marzo “comenzará… fresco y ventoso, seguirá templado, y al final caliente”. Se pronostica granizo para abril, lluvias copiosas en mayo, fuertes tempestades y granizo en agosto, vientos arrasantes en octubre, y para diciembre nevadas y vientos constipantes.
Así cualquiera, nada más conocido que los aguaceros de mayo y los catarros de invierno, pero ¿granizo en abril? Sin duda en aquel momento el sobrecalentamiento global no tenía seguidores. Después del calendario, este libro incluye cuentos en verso como el titulado El de la Cruz Colorada sobre un caballero cruzado medieval. 




También ofrecía información científica acerca de “animales microscópicos”, creados por Dios, quien había hecho las cosas 
derramando en la profundidad del espacio millones de globos inmensos que giran con movimientos inmensurables y a distancias asombrosas; ya criando y reproduciendo incansablemente innumerables animalillos imperceptibles a los ojos desnudos y solo visibles con el microscopio”. Se describen como “cuerpos tan pequeños… (habilitados) unos de boca, estómago, corazón, etc., y … otros de órganos para la nutrición y el movimiento”…. “son casi homogéneos”. “En una gota de agua o de vinagre se les ve agitarse en todas direcciones para huir de un peligro, o para agarrar a su presa: cuando observan que se va secando el agua en que viven, a fin de evitar el riesgo mortal que les amenaza, porque se mueren en seco, nadan precipitados buscando agua más profunda, para conservar así la vida; pero si por desgracia se evapora el agua donde viven, se mueren y se secan, ignorados por todo el mundo”. 
¿Se imaginan a una bacteria huyendo de los peligros? Y sigue la explicación de estos seres microscópicos con sus divisiones y comportamientos.

El "calendario" incluía temas muy variados y para diferentes gustos: romances, explicaciones sobre la tierra, el universo, los planetas y el zodiaco, una extensa historia y descripción de la Catedral de Puebla, cuentos breves, consejos sobre el lavado y técnicas para pintar al oleo. 


Se incluían breves reseñas biográficas de personajes que debieron ser las estrellas del mundo del espectáculo del México de la época: un músico y director de orquesta: Don José Antonio Gómez (n. en 1805), una cantante de ópera, Doña Fernanda Andrade Romero (n. en 1815 y cuyo nombre "artístico" era Fernanda de Ruelas) y una pequeña pianista de 16 años Doña María Dorotea Lozada (n. en 1824).


Doña Fernanda Andrade                 Don José Antonio Gómez               Doña María Dorotea Lozada

Y en una publicación dedicada a las mujeres de las familias mexicanas de más influencia social, no podía faltar un apartado para las Modas

Ese año de 1840 el dictamen de la moda era el siguiente: 
“llevaránse los géneros de seda por la mañana, por la tarde, ya se ande de barrio, ya de etiqueta, y a todas las horas. Nada hay de fijo por lo concerniente a su color; multiplícale la moda de los glacés, tornasolados, chinescos, sombreados y diapreados, todo lo cual está más que nunca de boga. Igualmente se llevan vestidos con antiguos encajes. Redingotes con blondas guarnecidas de tafetán de color rosa o azul, peinadores de muselina, y y vestidos de beatilla.
Parece que las elegantes han adoptado para las tertulias vestidos muy escotados, de mangas cortas, lo mismo que el peinado, y para el teatro, corto con pliegues…” 
Un dato también curioso es lo referente a las joyas: 
“Parece que se ha dado a un completo olvido toda clase de joyas, y exceptuando algunas manillas anchísimas de ori cincelado, collares tejidos de oro, ajustadas al cuello, y agujas llamadas de edad media, no hay nada nuevo en ese género”.
Traje de Mañana                               Traje de Paseo                            Traje de Tertulia 

Al final resultó que esta señorita mexicana de 1840 sí era bonita y tierna. 


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lunes, 3 de octubre de 2011

La Basílica del Roble, Monterrey


Algunas imágenes tienen la energía suficiente para convertirse en iconos de un pueblo. La fuerza intrínseca de la imagen, por ejemplo, de la Virgen de Guadalupe, acompaña la trama histórica del pueblo mexicano. Está en los comienzos de su historia, si vamos a dar por verídico el relato del Nican Mopohua, aparece a sólo una década de la conquista y se afianza en el alma del pueblo, hasta ser usada como bandera de su Independencia. Y qué duda cabe que sea hoy el símbolo más característico de la mexicanidad, más aún que el águila que devora a la serpiente o una catrina calavera de José Guadalupe Posadas.

Mural del hallazgo de la Virgen del Roble. En el Pórtico de la Basílica 

El regiomontano tiene imágenes propias con las que se identifica. Sería mentira decir que la imagen de la Virgen del Roble tiene esa misma fuerza iconográfica o similar a la de la imagen de la guadalupana, imposible. Y, sin embargo es quizá la imagen que más ha acompañado el andar del pueblo regiomontano, a no ser por la silueta del cerro de la Silla.

La leyenda es popularmente conocida. A grandes rasgos: fray Andrés de León escondió la imagen en el hueco de un roble para protegerla de los ataques de los nativos. Y eso sería cuando los primeros grupos de colonos españoles se asentaron en torno a los ojos de agua de Santa Lucia a finales del siglo XVI. Más tarde, un tanto “olvidada”, la imagen es encontrada por una pastorcita quien escucha la voz de la Virgen que proviene del bosque. Y la imagen es trasladada a la parroquia. Pero como la Virgen no quiere estar en la parroquia, desaparece para volver al nicho del roble donde fue encontrada. Y esto se repite tres veces. Lo que es tomado como señal de la voluntad de la Virgen por que se le construya un templo al que los fieles vayan a adorarla.

Misterio de fe aparte, además de que el relato guarda similitudes con otros relatos de apariciones milagrosas (la pastorcita, la voz del bosque, tres ocasiones, la naturaleza en derredor, la voluntad de la virgen por tener un sitio espacial, etc.), el acontecimiento no solo va marcando la historia religiosa del regiomontano, sino también su desarrollo civil y urbano. 

Basílica del Roble, postal de Rubén D, Pastrana.

Se distinguen cuatro etapas en el desarrollo de este santuario. La primera sería una pequeña capilla hecha quizá de adobe en donde hoy se encuentra la esquina de las calles de Guerrero y 15 de Mayo. A esta primera capilla le seguiría un templo más fuerte de piedra o sillar que ordenó edificar el segundo Obispo de Monterrey Fray Rafael José Verger hacia 1790, templo que llegó a tener una bóveda pero pronto se deterioró. Una tercera etapa sería la construcción de un templo de bloques de sillar con planta basilical. En 1853, el obispo Francisco de Paula Verea, con donativos del gobernador Vidaurri[1], ordenó la fábrica del nuevo templo. Los trabajos de construcción se extenderían por toda las segunda mitad del siglo XIX, pero a pesar de estar en obras, el templo se encontraba también en uso para los servicios religiosos. El primer libro de bautizos del santuario da comienzo el 15 de abril de 1865, época en la que jurídicamente tiene el nombre de “Viceparroquia del Santuario de Nuestra Señora del Roble”. 

Inicio del Primer Libro de Bautizos de la Viceparroquia del Roble y primera acta bautismal. Archivo Online de Familysearch.org 

Y el 8 de diciembre de 1884 Monseñor Ignacio Montes de Oca celebra la misa de consagración del Nuevo Templo aunque aún no estaba terminado. El mismo obispo, en su sermón de consagración, habla del proceso tanto material como espiritual de ir edificando la iglesia[2]

A finales del siglo XIX al templo, que era llamado orgullosamente “Basílica Lateranense de Nuestra Señora del Roble”  se le agregó una gran cúpula, obra del Arquitecto Alfred Giles. La presencia de aquella basílica era imponente. 

Tan orgullosos estaban los regiomontanos de la nueva obra que un periódico tan poco simpatizador del catolicismo como Renacimiento decía que era “la más artística de toda la República[3].” 

Pero pronto sucedió algo terrible. La noche del 24 de octubre de 1905 la hermosa cúpula se derrumbó estrepitosamente dejando la iglesia en ruinas. Así describe el hecho un autor norteamericano de la época: 

Con el colapso de la cúpula de la iglesia del Roble de Monterrey, una de las más espléndidas estructuras del norte de México quedó reducida a ruinas… Uno de los más milagrosos incidentes conectados con la destrucción de la Iglesia del Roble fue la preservación de la Virgen del Roble. Esta imagen, santo tutelar de la basílica,  se encontraba en la parte central sobre un alto trono de bronce por encima del  altar, y aunque las paredes de la basílica fueron completamente aniquiladas, la imagen permaneció sin daños. Cayó al piso de piedra desde una altura de 7 metros, el altar de bronce que cayó con ella quedó irreparablemente destruido. Dos enormes bloques de piedra, con un peso de varios cientos de libras cada uno, cayeron justo encima de la imagen, pero en una posición tal, que la protegieron de la carga de escombros y piedras que después cubrieron la reliquia con una pirámide de piedras y mortero. Todo lo demás se rompió en fragmentos irreconocibles. Pero cuando se sacó a la Virgen se encontró que no había sufrido ni el más mínimo rasguño. Efectivamente, la ropa de la Virgen apenas si se llenó del polvo y fragmentos del mortero pulverizado con que se cubrió todo lo demás. Este maravilloso fenómeno es considerado una intervención divina y así lo explican quienes están a cargo de la iglesia. No hay razón para dudar sobre la verdad de este hacho ya que muchas personas de incuestionable integridad han visto a la Virgen, y testifican que se trata de la auténtica Virgen del Roble. No hay explicación plausible mas que ésta” [4].  

Basilica del Roble después del colapso de su cúpula en 1905

Y yo pienso, sin querer ser irreverente, que quizá, lo que la Virgen quería era volver a su humilde roble. ¿Qué duda cabe que nuestros pensamientos no son los de Dios?

La cuarta etapa constructiva de este Santuario comienza con su restauración, o intervención como la llama la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, afirmando que “En la década de 1950 se intervino con un proyecto del arquitecto Lisandro Peña, dándole la configuración actual”. Su estructura consta de tres elementos principales: el pórtico, las tres naves que forman el cuerpo y el campanario reloj de 75 metros de altura. Se puede decir que su estilo es neo clásico o neo romano y evoca a las basílicas romanas, especialmente a la de San Pedro y San Pablo Extra muros y a la de Santa María la Mayor en Roma.
Basilica del Roble Actual. Foto de Enrique López-Tamayo Biosca via flickr

El 14 de Octubre de 1963 el papa Pablo VI declara a la Virgen del Roble Patrona de de la Arquidiócesis de Monterrey.

Interior de la Basilica Foto de Enrique López-Tamayo Biosca via flickr


[1] Cfr. AGENCIA PARA LA PLANEACION DEL DESARROLLO URBANO DE NUEVO LEON, Programa General de Catalogación estratégica de los Monumentos, edificios y sitios del Estado de Nuevo León,  ficha 8538.
[2] Sermón que en la Solemne Bendición de la Iglesia de Nuestra señora del Roble de Monterrey Predicó el Illmo Sr. Dr. Y Maestro D. Ignacio Montes de Oca y Obregón el día 8 de septiembre de 1884, Monterrey 1884.
[3] VIZCAYA, Isidro, Los orígenes de la industrialización en Monterrey  Una historia económica y social desde la caída del Segundo Imperio hasta el fin de la Revolución 1867-1920 Gobierno del Estado de Nuevo León ITESM Monterrey 2006 ISBN 9709715178 p. 130.
[4] ASTON BUTLER, Sara Historic Churches in Mexico: with some of ther legends New York 1915


Ligas interesantes:

- El Blog de la Basílica del Roble
- Un Modelo en tercera dimensión de la Basílica por Fermín Téllez
- Álbum de Fotografías de la Basílica en Flicr por Catedrales e Iglesias

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