Tonantzin de Guadalupe
El hecho guadalupano es un acontecimiento sorprendente en sí mismo, polémico desde su origen. Fray Bernardino de Sahagún en su Historia General de las Cosas de la Nueva España hacia 1576, al hablar de la principales idolatrías antiguas asociadas a “aguas y montes”, menciona algunas prácticas que, según él, conviene “requerirlas para ver lo que allí se ofrece”.
Uno de estos montes, donde se practicaba la “idolatría” a Tonantzin, se hallaba en la misma ciudad de México y Fr. Bernardino dice:
“…aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeacac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y ahora se llama Ntra. Sra. de Guadalupe. En este lugar tenían un templo dedicado á la madre de los dioses que llamaban Tonantzin, quiere decir nuestra madre: allí hacian muchos sacrificios á honra de ésta diosa, y venian á ellos de muy lejas tierras, hasta de mas de veinte leguas de todas éstas comarcas de México, y traían muchas ofrendas: venian hombres, mugeres, mozos y mozas á éstas fiestas: era grande el concurso de gente en estos dias, y todos decían; "vamos á la fiesta de Tonantzin": agora que está allí edificada la iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomada ocasion de los predicádores, que á Ntra Sra. la Madre de Dios la llamaban Tonantzin. De donde haya nacido esta fundación de ésta Tonantzin, no se sabe de cierto; pero lo que sabemos verdaderamente és, que el vocablo significa de su primera imposición, á aquella Tonantzin antigua, y es cosa que se debia remediar, porque el propio nombre de la Madre de Dios señora nuestra, no es Tonantzin, sino Dios, y nantzin. Parece ésta invención satánica para paliar la idolatría bajo la equivocación de éste nombre Tonantzin, y vienen ahora á visitar á esta Tonantzin de muy lejos, tanto como de antes; la cual devocion también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Ntra. Sra., y no van á ellas; y vienen de lejas tierras á ésta Tonantzin, como antiguamente".
En esta cita bien conocida se refleja la mentalidad del conquistador que veía idolatría satánica en todas las prácticas religiosas de los mexicanos. Una religión con sacrificios humanos y ritos extremos como comer la carne del sacrificado y aún vestir su piel por días, no podría estar inspirada sino por el demonio, según ellos, y todo lo que recordara las antiguas prácticas debía ser erradicado.
Ni apología hispánica ni elogio azteca, pero ¿no fue acaso la conquista una carnicería satánica? A veces hasta siento pena por el pobre diablo, a quien queremos culpar de todos nuestros excesos sociales.
Y con el tiempo aprendemos a pactar: Guadalupe y Tonanzin son la misma persona y si no ¿para qué han estado siempre esparcidas por el mundo las semillas del Verbo?
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