El Plano de Urrutia de la Ciudad de Monterrey
El plano de Urrutia es el más antiguo conocido de la
ciudad de Monterrey. Lleva por título: “Plano
del Presidio y Ciudad de Monterrey Capital del Nuevo Reyno de León situada en
26 grados y 4 minutos de Latitud boreal y 271 y 25 de Longitud contada desde el
Meridiano de Tenerife”. Y lo firma: “Joseph
de Vrrutia”.
Joseph de Urrutia
Hombre valiente en la milicia y diestro en la ingeniería, Urrutia, “nació en la casa infanzona de Zalla, a unos
veinte kilómetros al sudoeste de la villa de Bilbao”[1]
en 1739. A los 25 años de edad se embarcó para la Nueva España como
subteniente en el regimiento de América. Allí se integró como ingeniero y
cartógrafo en la misión del general Juan de Villalba, destinada a estructurar, en el Virreinato, un ejército
regular para hacverle frente a lucha inter-colonial entre Inglaterra y España
en el Nuevo Mundo. Para fortalecer y poner en estado defensivo los presidios
norteños del Virreinato, se encomienda al marqués de Rubí, en agosto de 1765, a
visitarlos. Dos cartógrafos, Lafora y Urrutia, fueron destinados a integrar la
expedición. En ella se visitaron los presidios de Zacatecas, Durango,
Chihuahua, El Paso (Texas), Santa Fe (Nuevo México), San Buenaventura y Janos en
Nueva Vizcaya (ambos en el actual estado de Chihuahua) y los seis presidios de
Sonora. Y nuevamente la Nueva Vizcaya donde se encontraban además los presidios
de Huejoquilla y Cerro Gordo. Más tarde: Coahuila y San Antonio de Béjar (Texas)
y Monterrey la capital del Nuevo Reyno de León. “Un total de 2.936 leguas (16,361.44 km.) en un tiempo de veintitrés meses”[2].
Gracias a estos servicios prestados a la corona española, Urrutia, fue
ascendido a teniente y tenemos el plano más antiguo conocido de Monterrey,
entre otros planos de gran valor
histórico para México.
Urrutia continuó su trabajo, acompañando al visitador general de la
Nueva España, José Gálvez, por el noroeste
del virreinato. Con él, visita San Blas en la Alta California. Allí, junto con
el catalán Miguel Costanzó, traza el “Plano del Puerto y Nueva Población de San
Blas”. Prosiguen por Baja California, donde se trazaron los planos del
Puerto de Cortés y la Bahía de San Bernabé en Cabo San Lucas. En su informe y
memoria al virrey expresa que recorrió “un
total de cuatro mil quinientas leguas”[3]
(25,077.15 km.). “Urrutia permaneció en
México hasta abril de 1769, concluyendo los planos de veintiún presidios
visitados en el norte de Nueva España, detallados planos hoy en día localizados
en el Museo Británico”.[4]
El plano de
Monterrey
Los planos de los presidios levantados por Urrutia fueron trazados, o al
menos bosquejados, en cada población y presidio visitado. La visita a Monterrey
por la delegación del Marqués de Rubí y su equipo de militares e ingenieros
ocurrió entre el 7 y el 20 de diciembre de 1767. Más tarde, entre febrero de
1768 y abril de 1769, ya en la ciudad de México, se le dio forma definitiva a
los planos y se entregó al Virrey un informe y relación de toda la gestión.
1. Plano del Presidio y Ciudad de Monterrey Capital del
Nuevo Reyno de León... Joseph de Vrrutia (1767)
Analizando el plano de Monterrey, se puede apreciar que las estructuras
más fuertes de la ciudad, como la parroquia, la casa del gobernador, el
convento franciscano de San Andrés y el Colegio de la Compañía, se muestran en
un color rosado, al igual que las principales fincas. De estas últimas, las dos más grandes, además
de la casa del gobernador, muestran un patio interior cuadrado. Una está a un
lado de la plaza y la otra, al otro lado, un poco más hacia el norte. La del
ala oriente, cuyo predio había pertenecido al General Antonio Fernández Vallejo
era de María Báez de Treviño. Está aproximadamente en el lugar en que hoy se encuentra el Hotel
Monterrey. La del lado poniente, pertenecía en 1762 a “Josefa Francisca Cantú, viuda del general Francisco Ignacio Larralde”[5].
Hoy allí se encuentra el Casino Monterrey.
2. Fragmento del Plano mostrando la Parroquia y los diferentes tipos de construcciones y terrenos.
En el plano aparecen unas 50 construcciones rosadas, indicando así que deben estar hechas de piedra. Descontando las construcciones públicas (parroquia, convento de San Andrés, Colegio de la Compañía y las casas reales) quedan unas 45 ó 46 casas privadas de piedra. Las casas grises, parecen ser construcciones hechas de adobe o quizá simplemente jacales. El plano no lo especifica. De este tipo de construcciones (grises) aparecen unas 171. Considerando que algunas familias pudieran habitar dos de ellas, puesto que muchas veces la cocina era una construcción aparte para evitar incendios[6], se puede decir que habría unas 150 familias viviendo en este tipo de casas. Hay que considerar también que quizá no todas las casas fueron dibujadas en el plano, especialmente los jacales. Se puede especular, creo yo, en base a esto, que habría en el Monterrey de 1766 alrededor de unas 200 familias.
Se observa también que hay algunas áreas más pobladas que otras. Una de
ellas es, como parece lógico, la que está a ambos lados del camino que llega o
sale a Saltillo junto al río Santa Catarina. A su vez esa hilera de casas junto
al camino, es abastecida por las aguas de un regadío que las recorre de cerca
junto a la ribera, abastece al convento franciscano, a la parroquia y a la casa
del gobernador y vuelve a desembocar en el río. Otra área poblada es la que se
encuentra cerca de los ojos de agua de Santa Lucía. Manifestando siempre la
necesidad de la proximidad del agua.
Por fin, una tercera área
mayormente poblada, es la que se encuentra en torno a la plaza de armas y a la
parroquia. Allí se reunían las familias de los vecinos de mayor liderazgo
social y económico.
Urrutia distingue en el plano además de los tipos de casas, las
diferencias de los terrenos. Aunque esto es también una conjetura, puesto que
el plano no lo especifica. Se pueden diferenciar tres tipos de terrenos: los que
se dejan vacíos o con escasos círculos pequeños, los que se rellenan de pequeños
círculos y los que tienen líneas horizontales, diagonales o verticales.
Los primeros se encuentran generalmente fuera de la ciudad, cruzando el
Río Santa Catarina, o el arroyo formado por los ojos de agua. Parecen de esta
manera distinguirse los terrenos sin cultivo. Dentro de los límites de la
ciudad aparecen pequeñas áreas de este tipo junto a los ojos de agua (que
podemos imaginar área arenosa). Otros terrenos vacíos se encuentran junto al
convento, tras la parroquia y lógicamente en la plaza de armas.
Los terrenos llenos de pequeños círculos parecen señalar huertas de
árboles frutales. Se encuentran en el centro de la ciudad, especialmente junto
a las construcciones de piedra (rosadas) aunque no de manera exclusiva a ellas.
Por último están las sementeras o milpas representadas probablemente
mediante rectángulos cuya área lleva líneas horizontales, verticales o
diagonales. Se encuentran en los límites de la ciudad dentro del área urbana
delineada por el río y el arroyo.
[1] BEERMAN, Eric ¿Quién era el General Urrutia que Goya
retrató? en Revista complutense de
historia de América, Madrid, 1993 p. 195.
[2] JIMENEZ, Alfredo El Gran Norte de México Una frontera
imperial en la Nueva España (1540-1820), Tebar, S.I. Madrid 2006 p. 172.
[3]
BERMAN, Eric op.cit. p. 197
[4] Ibid, p. 198
[5] MENDIRICHAGA CUEVA, Tomás, Monterrey Antiguo… op. cit 2000 p. 580.
[6] Ibid, p. 576.