sábado, 17 de septiembre de 2011

My Confession, Sam Chamberlain

Samuel Chamberlain from Wikipedia
Samuel Emery Chamberlain, nació en New Hampshire el 28 de noviembre de 1829 y se trasladó a Boston a los 7 años. Se enroló en el ejército norteamericano a los 17 años y peleó en la guerra con México. Fue un soldado con alma de artista, romántico, educado, soñador y con mucha chispa al expresarse. Testigo de la guerra y ocupación del ejército norteamericano en suelo mexicano. Protagonista él mismo de las refriegas, las marchas, asaltos, desvelos y fuegos cruzados. Soldado, pero con ventajas sobre sus camaradas: inteligencia, carisma y la habilidad para registrar los acontecimientos con la pluma y el pincel. Ese era él. De regreso a su país continuó su vida normal de ciudadano honorable con un puesto en la oficina pública, formó una familia y llegó a ser teniente honorario primero[1] general en el Ejército de la Unión, al finalizar la Guerra Civil Norteamericana.  Sam nunca olvidó sus “aventuras” en la guerra contra México. Los quince últimos años de su vida se empeñó en redactar una autobiografía que tituló “My Confession”. Es básicamente su vida de soldado durante aquella guerra. En ella redacta e ilustra con sus propias acuarelas, cuatro cuadernos llenos de anécdotas melodramáticas que quizá no se apeguen siempre a una realidad científicamente comprobable. Sin embargo, William H. Goetzmann, quizá quien más haya analizado y estudiado a éste personaje y su obra, ha probado con su ardua investigación, que la mayoría de los hechos relatados por Chamberlain son verídicos. Esos cuadernos permanecieron “ocultos” bajo el resguardo de la familia Chamberlain por casi 100 años y de ellos sobrevivió solo uno. En los años 1940´s ese documento apareció en una tienda de antigüedades y fue comprado por un coleccionista privado quien lo vendió a la revista LIFE en 1956. Después de su publicación como artículo en tres partes por la revista LIFE[2] y como libro por Harper and Brothers[3]  en el otoño de aquel año, el manuscrito original y todas sus pinturas fueron obsequiados por la editorial de la revista al Museo de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point y desde ese momento pasaron a ser propiedad de la Nación. Yo sólo traduzco, lo mejor que puedo, el relato del soldado, porque creo que semejante narración e imágenes son un tesoro. De él dice Goetzmann[4] que es “quizá la mejor relación escrita de las aventuras e infortunios de un soldado de la guerra mexicana”.

La introducción al artículo de LIFE dice que “Sam Chamberlain, cargaba un libro de apuntes con él durante la guerra. Cuando se sentaba para escribir su libro privado lo embellecía con ilustraciones de sus propios dibujos de brillante colorido y llenos de acción. También adornó las páginas de sus textos escritos con iniciales coloreadas y encabezados, viñetas de pluma y tinta y escritos preciosamente trabajados, a la manera como un monje medieval  trabajaría sobre un manuscrito elaborado”. Los dibujos y relatos particularmente de la Batalla de Monterrey no aparecen en la edición de LIFE  y sí, en la página de internet dedicada a este artista soldado. La página está a cargo del Dr. William H. Goetzmann, premio Pulizer de historia y de Jack S. Blanton, Sr. de la cátedra de Historia y Estudios Americanos en la Universidad de Austin Texas. Son de igual interés aunque se sepa que Chamberlain no participó en dicha batalla y por ello también los incluyo en el documento.


Este año Monterrey se dispone a celebrar con eventos especiales y la colocación de la primera piedra de una plaza histórica en Honor A los Héroes de la Batalla de Monterrey 1846. Desde lejos me hago solidario al trabajo de los Amigos de la Batalla de Monterrey, por recuperar la memoria histórica de este evento.   

Jorge H. Elías


[1] El término en inglés es Brevet
[2] The romantic memoires of a Soldier artist. Artículo en tres partes publicado por la revista LIFE el 23, 30 de julio y 6 de agosto de 1954.
[3] CHAMBERLAIN, Samuel E. My Confession, Harper and Brothers 1956.


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2 comentarios:

Juan Crouset dijo...

Muy interesante. Me da la impresión de que sus dibujos los hizo al regresar a Estados Unidos, pues los detalles no corresponden mucho con los lugares originales, a pesar de que siguen siendo testimonios muy valiosos. Recuerdo haber visto uno por ahí de un fandango en Monterrey, lo que me recuerda que a pesar de haber vivido la ciudad los peores momento de su historia, las fiestas nunca se detuvieron.
Un saludo...

Jorge Elías dijo...

@ Juan Crouset

Efectivamente, se dice que los últimos años de su vida estuvo elaborando los cuadernos con sus acuarelas y se los dejó a sus hijas, pero también se dice que hizo bocetos y acuarelas durante la guerra. Digamos que son su propia realidad de muchacho, era muy joven cuando estuvo en la guerra con México. El obispado, por ejemplo lo pinta enorme, los soldados se ven chiquitos comparados con el edificio. Con todo, creo yo, son obras muy expresivas y de valor artístico e histórico. Saludos

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