domingo, 23 de diciembre de 2012

Los Rurales de México 4/7

2.     Agentes de la Paz Porfiriana

 Además del desarrollo de los ferrocarriles, los Rurales fueron uno de los principales recursos utilizados por  Díaz  para establecer la llamada Paz Porfiriana. (Un período de adelanto económico, paz social – muchas veces quizá, mediante la represión – y una imagen de seguridad y prosperidad que motivó la inversión de capitales extranjeros en la República). Este recurso humano llamado policía rural, era sobre todo, un individuo particular, con nombre propio.
General Sub-Inspector 1907
Mexico Of The Twentieth Century Vol I
por MARTIN, Percy F. London 1907
¿Qué podemos decir del tipo de personas integrantes  de la policía rural?

 En primer lugar, que eran en su mayoría, campesinos y artesanos que “provenían de las filas de desempleados, de la misma gente cuyas frustraciones trataba de controlar el gobierno [1]

Es posible que entre sus tropas hubiera algún ex-bandido o salteador como vimos antes, sin embargo, un conocedor a profundidad de este tema, Paul Vanderwood expone que “No existe ninguna evidencia de que Díaz haya reclutado deliberadamente bandidos dentro del cuerpo de Rurales, aunque ese sea el mito popular posrevolucionario. Por el contrario, la documentación indica que la organización hizo todo por deshacerse de personas desprestigiadas…” La leyenda de que las tropas estaban formadas por ex bandidos era fuerte incluso entre los mismos Rurales.  Me informó un rural, (escribe E. Emerson en un artículo de 1911) que uno de los más famosos entre todos ellos, que como bandido aterrorizó el territorio salvaje de Tepic entre la costa del Pacífico y Guadalajara, prestó juramento como líder rural al mismo Porfirio Díaz.”[2] Y en el mismo artículo se relata la anécdota de cómo Díaz lo capturó y le dio a escoger entre la muerte o el reclutamiento. Emerson advierte “Este tipo de historias abundan y algunas son probablemente ciertas”[3].

Podemos decir también que los Rurales eran gente sencilla y que, aunque el reglamento de 1880 estipulaba, entre los requisitos para ser admitido, el saber leer y escribir, no obstante el 50% de los miembros era analfabeto[4].

Domando A Un Bronco 1911
Por Edward Borein
Eran en su mayoría expertos jinetes, y tenían gran conocimiento del terreno. La mayor parte de la literatura referente a los Rurales, sobre todo la literatura extranjera, hace referencia a sus habilidades excepcionales en el dominio del caballo, la soga y el terreno en que se desarrollaban. Emerson, quien convivió con ellos como su escolta a principios del S. XX escribe: “… fue (Porfirio Díaz) quien (los) condujo… a su nivel actual de eficacia, sobresaliendo esta caballería nativa sobre la de otros lugares, sean la de los cosacos, ulanos, húsares, la policía montada de Canadá e incluso los Rangers de TexasComparado a los rurales, nuestra propia caballería regular y la de la mayoría de los grupos militares europeos serían calificadas de infantería montada. Los rurales son jinetes por excelencia[5]. Otros autores de la misma época, califican a los Rurales como “el único cuerpo de soldados de su tipo en el mundo[6]. Por lo general los autores se despliegan en elogios a las destrezas ecuestres de nuestros rurales e incluso, afirma Vanderwood,  “cuando Estados Unidos ocupó Cuba en 1898, las autoridades militares tomaron como modelo a México para la creación de la fuerza rural policíaca de Cuba”[7].

La principal función del policía rural, como quedaba estipulado desde el primer decreto de Juárez, era la vigilancia de los caminos, atrapar a los delincuentes y sospechosos para ponerlos en manos de las autoridades, sin embargo ésta no fue su única tarea. Conforme la paz porfiriana fue impregnando a la república, los Rurales iban diversificando sus funciones. Por su extraordinario conocimiento del campo, eran requeridos como guías y escoltas para expediciones científicas del gobierno, estudios geodésicos y otras empresas gubernamentales. Actuaban como escolta montada de gobernantes, jefes políticos, transportes valiosos y viajeros extranjeros cuando las condiciones del país así lo requerían. En alguna ocasión debieron transportar el correo[8] y hasta  un párroco de pueblo trató de utilizarlos ¡para recolectar el diezmo![9]

Parece que conforme iba envejeciendo el régimen de Díaz, con él se fueron acentuando la corrupción y el desorden entre los guardias rurales. Se emitieron una gran cantidad de reglamentos muy detallados con el fin de controlar las actividades de los guardias, pero se hizo poco para ponerlos en práctica, después de una inspección por parte del ministerio de Gobernación se encontró que “muchos Rurales ocupaban puestos políticos o administraban cantinas a las que los obreros se veían obligados a asistir, o servían como fuerzas policíacas personales de cafetaleros extranjeros que tenían que recurrir a la represión para mantener el control sobre sus peones. … En los cuarteles encontraron oficiales borrachos, guardias que no sabían montar y a uno de ellos que, siendo el herrero, tenía miedo a los caballos[10].

No se debe generalizar y no todos los guardias eran corruptos y frecuentemente, los que sí lo eran, iban presos por su crimen, fuera civil o militar. Sin embargo los excesos de los Rurales eran frecuentemente denunciados por las autoridades locales (principalmente los alcaldes). De los variados incidentes que refiere Vanderwood sobre los excesos de la policía rural no está de más citar el siguiente: “En una hacienda en el estado de Veracruz literalmente (el policía rural) retorció sus sables al azotar a los peones para mantenerlos bajo control, mientras su superior, un teniente, se probaba un uniforme norteamericano y practicaba su inglés brindando con los supervisores de la hacienda… estos abusos descubiertos por algún investigador, parecen haber permanecido impunes[11].
Rurales en Revista 1911
Por Edward Borein



[1] VANDERWOOD Paul J. Los Rurales procucto de una cecesidad social. En: Historia mexicana, v.22, no. 1 [85] El Colegio de México (jul. sep., 1972) p. 39.
[2] EMERSON, E. The Rurales op. cit.
[3] IBIDEM
[4] Cfr. VANDERWOOD Paul J. Los Rurales op cit p. 40
[5] EMERSON, E. The Rurales op. cit
[6] TWEEDIE Alec Porfirio Díaz, seven timespresiden of Mexico Hurst and Blackett London 1906 p 278.
[7] Cfr. VANDERWOOD Paul J. Los Rurales op cit p. 47.
[8] Cfr. EMERSON, E. The Rurales op. cit
[9] Cfr. VANDERWOOD Paul J. Los Rurales op cit p. 42.
[10] IBIDEM p. 46.
[11] VANDERWOOD Paul J. Los Rurales op cit p. 45

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