Conrad Wise Chapman
Un artista-soldado en Monterrey, México 1865
Primera Parte
Por Jorge H. Elias
En el
año de 1865 llegó a la ciudad de Monterrey un joven artista y soldado norteamericano
de la Guerra de Secesión llamado Conrad Wise Chapman. Nació en Washington, DC.,
el 14 de Febrero de 1842, mientras su padre, John Gadsby Chapman, también
artista, se encontraba pintando el lienzo del “Bautizo de Pocahontas” en la Gran Rotonda del Capitolio. Cuando
llegó a Monterrey, Conrad, tenía sólo 23 años. Sin embargo, era un virtuoso en
el arte que su padre la había transmitido durante su infancia y juventud vivida
en Europa, especialmente en Roma donde residió la familia Chapman por varios
años. Allá habría tenido la oportunidad de conocer el trabajo de los grandes
maestros del Renacimiento y sus técnicas, además de las normas de la época
sobre la elaboración de paisajes. También habría estado en contacto, en París,
con los artistas del momento, aquellos que buscaron la luz a toda costa
trabajando al aire libre y gestando las bases de la escuela Imprsionista.
Al iniciarse la Guerra Civil Norteamericana en 1861, a pesar de la
contraria voluntad de su padre, Conrad decide integrarse al Ejército Confederado y
defender la causa sureña. Deja a su familia en Roma y zarpa para América. Allí
se enlista con la Compañía D del 3er batallón de Voluntarios de Kentucky para
después ser transferido al 59º Batallón de Infantería de Virginia. Mismo que
fue enviado a Charleston, Carolina del Sur en 1863. Al año siguiente, al
enterarse de la delicada salud de su Madre, regresa a Roma, pero solo por poco
tiempo. Intentó incorporarse nuevamente
al combate y regresó a América en abril de 1865 con un grupo de confederados.
Llegó al Puerto fronterizo de Bagdad, cercano a Maramoros para ingresar a los
Estados Unidos, pero como la guerra ya había finalizado, Chapman y algunos de
sus amigos veteranos de guerra, acogiéndose a la generosidad de Maximiliano,
decidieron permanecer en México. Se dirigieron a Monterrey, ciudad de la que el
pintor se enamoró permaneciendo algún
tiempo más que sus amigos, quienes continuaron su camino hacia la Ciudad de
México.
En Monterrey, Chapman, aprovechó el tiempo para realizar bocetos a lápiz
y al oleo. Material que más tarde le sirvió para desarrollar excelentes lienzos
y trabajos sobre madera llenos de detalles del paisaje neolonés. Chapman regresó a Europa al año siguiente. Sin
embargo, volvió a vivir a México en dos ocasiones más. Primero, de 1883 hasta
la muerte de su primera esposa en 1889. Y más tarde, desde 1892 (año en que
contrajo segundas nupcias con Laura
Seager a quien había conocido en su visita anterior a México) hasta 1901. Volvió a los Estados Unidos y murió en Hampton,
Virginia de pulmonía a las 10 de la noche del 10 de diciembre de 1910 a la edad
de 68 años.
"View of Bishop´s Palace Near Monterrey” 1865 Oleo sobre papel. |
6 comentarios:
Excelentes información sobre un norteamericano enamorado de Monterrey. La pintura es hermosa.
Gracias Luis Cavazos. Un saludo.
Fascinante!
Bonito relato e historia de un soldado enamorado de Monterrey. Cómo muchos aún a éstas fechas quedamos fascinados por está tierra.
Jorge: Increíble cantidad de información y artículos que has estado reuniendo desde Enero de este año. No había revisado tu blog, y ahora me encuentro con que tengo lectura para varios días. Fotos y diagramas espectaculares, que jamás había visto, y unas narraciones que, por lo menos para mi, resultan inéditas.
Gracias por compartirlas, andaré por aquí haciendo mis comentarios y preguntas.
Te mando un saludo.
Juan Crouset, que gusto de verte de nuevo en la Web. Estabas perdido. He encontrado algunas cosas muy interesantes. Parece que las colecciones digitales de las Universidades Norteamericanas han agregado información y documentos muy interesantes. Cada artículo tiene sus referencias y enlaces. Te recomiendo las 3 entradas de la travesía de Russel Bartlet. De verdad muy interesante. Este es el enlace a la 1a Parte: http://eliasjorge4.blogspot.com/2015/03/john-russel-bartlett-la-frontera-entre.html Un Saludo. Y de nuevo un gusto saber de ti.
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