lunes, 21 de noviembre de 2011

Personajes olvidados de la historia de México IV El Lépero

El Lépero

Otro personaje olvidado de la historia de México es el Lépero. No puede haber un personaje más anónimo ni más público que éste en la historia patria. Creo que ni él mismo hubiera podido dar razón de su nombre si alguien se hubiera atrevido a preguntárselo. Sin embargo era conocido por todos en la ciudad quizá con algún sobrenombre, como sucede hasta hoy. Porque el lépero es ese ser urbano, de rasgos raciales indefinidos y pasado misterioso, como todos los vagabundos. Unos lo dibujan mestizo, otros, puramente indio, remanente de los apaches comanches.  Se dice que  es “la unión de lo peor de la raza española con lo peor de la raza azteca” e incluso hay quien dice que cuando Cortés llegó a México se sorprendió de la multitud de mendigos  de la capital azteca. Como quiera que sea todos coinciden en calificar al lépero  como la hez de la sociedad.

(Lepero) Vagabond
Litografia de Claudio Linati 1828
Costumes Civils Militaires et Réligieux de Mexique dessinés d’après Nature,
De las descripciones de este personaje que he visto por la web, la de un americano del ejército de intervención fue la que me pareció más original y aquí les dejo la traducción:

“Jueves abril 20 1848… Nadie puede dar razón de la ocupación del pobre lépero. Solo Dios sabe cómo vive o de qué vive. El siempre tiene tan poca necesidad de vestimenta como la que tenían Adán y Eva en el Jardín del Edén. Su piel bebe todo el sol por cada poro, y si un edicto requiriese a los léperos usar pantalones, se extinguiría su raza. Un lépero en un completo par de pantalones bombachos dejaría de ser un lépero, porque una cosa desplaza a la otra. EL lépero es enfáticamente un hijo de la naturaleza, el sol reluciente, la sonora briza, el rostro sonriente de la naturaleza son su prerrogativa y su propiedad. Otros hombres tienen caballos, haciendas y tierras. El lépero tiene al mundo. No tiene amo, ni leyes. Come cuando tiene hambre, bebe cuando está sediento y duerme donde y cuando le llega el sueño. Otros hombres descansan de sus trabajos. El lépero trabaja cuando se cansa de descansar. Su trabajo, como quiera, nunca dura más de una hora, con frecuencia solo unos 10 ó 15 minutos, lo justo para proveer los pequeños y escasos requerimientos del día. Carga un bulto como equipaje, y en él lleva todo lo que le cae en la mano, incluso billeteras robadas y extiende la mano por caridad. La principal ocupación visible del lépero es su propia diversión. Y en la ciudad de México, en tiempos de paz nunca falta la diversión barata. Hay revistas militares, procesiones religiosas y música, que le encanta oír al lépero; bailes, corridas de toros, carreras de caballos e iglesias, a las que el lépero es muy afecto y un asiduo visitante, porque al lépero le encanta oír un buen sermón. El lépero no tiene opiniones políticas; puedes decir cuanto te plazca en su presencia sobre su país y sus leyes. No le importa si insultas al General Santa Anna, al General Bustamante, Herrera o a Paredes. Mientras no digas nada ofensivo contra la Virgen de Guadalupe estás a salvo; pero en el momento en que tocas ese tema, va en busca de su cuchillo. Durante las horas del día es tan inofensivo como cualquier creatura viviente que camina bajo el sol de Dios. No atacará a nadie a la luz del día y hasta le teme a los borrachos, especialmente a los soldados borrachos, pero de noche el lépero no teme a nadie y particularmente a los soldados borrachos; éstos son a los primeros que atacará, clavando su daga en la espalda del hombre  se lanzará hacia su bolsillo  y si no encuentra gran cosa en él, lo deja tirado y herido, pero si encuentra algo de valor, o una gran cantidad de dinero encima, lo mata y lo pone fuera del camino”.[1]
Mexicaine en haillons  (mexicano en arapos) (1861-1880)
 Fotografía del Album of Mexican and French cartes-de-visite de Desmaisons,
Getty Digital Collection

Las ciudades crecieron y el desarrollo se implantó en ellas, los léperos siguieron allí pero no perdieron su empleo porque nunca lo tuvieron. 




[1] OSWANDEL, J. Jacob Notes of the Mexican War 1846-48 Philadelphia 1885 p. 533 ss. 

2 comentarios:

Juan Crouset dijo...

Un tema bien interesante. Aciertas al comentar que es un personaje olvidado, nunca se ha hecho un estudio históricos de los léperos o de la mendicidad, particularmente en el siglo XIX, en donde formaban parte inevitable del paisaje en el centro del país y particularmente en la capital. Curiosamente no recuerdo tantos comentarios sobre los léperos en los viajeros que visitaron Monterrey durante esa época.
En el libro "Life in Mexico" de Madame Calderón de la Barca, un clásico de la narrativa del siglo XIX, hace un buen número de referencias a los limosneros de la capital y su abundancia.
http://www.gutenberg.org/cache/epub/9364/pg9364.html
Te mando un saludo.

Jorge Elías dijo...

Gracias J. Crouset por comentar. Muy bueno el dato del libro Life in Mexico. Le di un vistazo, sin duda vale la pena leerlo completo. Yo tampoco he visto comentarios de los viajeros del siglo XIX sobre vagabundos o limosneros en Monterrey. Creo que en comparación con la gran ciudad de México, debieron ser pocos y es que mientras más grande la ciudad más es el número de todo. Hasta luego.

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