miércoles, 22 de abril de 2015

Días de Ausencia Monterrey 1847 (1a Parte)

Días de Ausencia Monterrey 1847  

por Jorge H. Elías

J.W.


J. W. era un soldado voluntario norteamericano de Columbia que se encontraba en Monterrey a principios del año de 1847 durante la guerra contra México[1]. Una de sus obligaciones, al menos en enero de aquel año, era arrear las mulas que transportaban las provisiones del ejército norteamericano. No sé más sobre J. W. Sólo eso y que escribió una carta a su padre fechada el 6 y 7 de febrero de 1847 desde Monterrey. Esta carta fue publicada en la revista semanal de Baltimore “Niles´ National Register” en abril de aquel mismo año[2].  Tampoco sé si se conserven más cartas suyas o quién en realidad sea este personaje. Sin embargo la carta a que hago referencia es particularmente interesante en sus descripciones sobre Monterrey y su entorno. Describe principalmente la ciudad y acontecimientos trágicos ocurridos durante la expedición de una parte del ejército de los Estados Unidos desde Camargo hasta Monterrey en enero del 47. En esa carta se puede percibir la densidad de la atmósfera predominante, los peligros de las carreteras y la soledad de una ciudad abandonada. Con su población ausente.    

Carta a su padre

 1a. Parte. Muerte del Teniente Miller


En la primera parte de esta carta se relata el hallazgo del cadáver del teniente primero Charles D. Miller de la Compañía de Mount Vernon[3]. Según J.W., el cuerpo se encontraba en las cercanías del paraje llamado “Chiterona” (Sic) en el que había una pequeña corriente de agua fresca. Lugar en el que se abastecía de ella el General Antonio Canales. Esta localidad es la llamada Chicharrones en el Municipio de Mier, Tamaulipas, a unos 24 kms de Ciudad Mier. 



Fragmento del Mapa de Nuevo León de 1909. Se Señala en rojo Mier y la localidad de Chicharrones.

Traduzco la primera parte de esta fascinante carta[4]:

Monterrey, México Febrero 6 de 1847.
Mi querido padre,
Sentado en las calles desiertas de los mexicanos vencidos y usando de mesa la biga de nuestra carreta, intentaré describirte a Monterrey y a sus alrededores.
El 24 de enero yo y 24 compañeros de nuestra compañía dejamos Camargo hacia Monterrey vía Pontaguda (Sic)[5], Cerralvo y Marín, como parte de la escolta de la recua de mulas con más de 800 cargadas con provisiones para nuestro ejército.
Nuestro segundo día de marcha nos condujo a Mier, un pequeño y hermoso pueblo a unas 25 ó 30 millas al noroeste de Camargo. El siguiente día alcanzamos Chiterona, la localidad en que Canales se abastece de agua, una corriente pequeña y fresca proveniente de las montañas. Allí nos detuvimos un día a causa de la lluvia. Un día que no olvidaré jamás.  Mientras nuestros arrieros mexicanos se hallaban por el camino en su faena sobre sus mulas, descubrieron un cadáver. Vinieron a reportarlo diciendo que se trataba de un americano. El teniente Cully[6] destinó a 8 hombres para dar sepultura al cuerpo.   Guiados por los mexicanos, salimos en su búsqueda y después de un corto trayecto, llegamos al lugar. Mientras nos acercábamos al cadáver una nube de pájaros hizo una estampida sobre su impío banquete llenando el aire con graznidos tan discordantes que me erizaron el pelo y helaron mi sangre. Imagina lo que sentí   cuando descubrí en el asesinado a un conocido: el teniente Miller de la Compañía de Mount Vernon. El había salido unos días antes con un tal Winne de la misma compañía (un hermano de Winne que se encarga, o se encargaba, de la Casa Neil). Inmediatamente comenzamos la búsqueda de Winne, pero no lo encontramos. Encontramos el lugar donde fue asesinado y arrastrado hasta Chiterona, y no dejaron rastro de él. Los lobos y buitres devoraron el cuerpo del teniente Miller. Tenía un disparo en la parte derecha del pecho, la cara cortada y golpeada al punto de quedar casi irreconocible a sus propios compañeros. Los ladrones lo desnudaron totalmente, exceptuando su camisa, y tenía el cuerpo contorsionado. Imposible describirlo. Con una pala cavamos su tumba

Lenta y tristemente lo recostamos
No dijimos una sola palabra de lamento,
Sólo lo miramos fijamente
Y pensamos con tristeza en el mañana.

Cubrimos su tumba con tierra, cortamos y arrastramos nopales, que crecen 10 y 15 pies de alto y cubrimos su sepultura con una barrera infranqueable para los lobos y los inhumanos ladrones, pues lo arrastrarían de su humilde sepulcro contra su voluntad. Pusimos una marca en el lugar y seguimos nuestro triste camino, sin pensar ni por un momento que una tragedia mayor se pudiese perpetrar en el mismo sitio.  Pero llego un “exprés” anoche, con noticias de que 8 voluntarios más habían sido ejecutados allí. No pude saber quiénes eran. Pero temí que fuesen de la compañía F de la Guardia de Columbus  porque acababan de dejar Pontaguda cuando pasábamos, pero no hay certeza de quiénes sean. El Cap. Latham[7] partió hacia este lugar 8 días antes que nosotros  por una nueva ruta, y no había llegado. Envió un “exprés” al teniente coronel Irwin[8] a Cerralvo (a una distancia de unas 4 millas) avisando que estaba rodeado y pedía ayuda inmediata. Pero no hubo suficientes tropas para auxiliarlo. Escuché, sin embargo, que pudo escapar a salvo. Le fue robada parte de su recua de mulas, pero  acogiéndose al juez de paz, obtuvo las mulas necesarias, y ahora se encuentra cruzando el “camino tortuoso”  hacia este lugar”.



Fragmento de la Carta de J.W publicada en la revista National Register de Abril de 1847




[1] Es posible que se trate del teniente segundo Joseph W. Filler del 3er regimiento de Voluntarios de Ohio por 12 meses recibido en Junio del 46 y retirado en junio del 47.   Aparece en la lista de Veteranos de Guerra
[3] Charles D. Miller del 2º regimiento de Voluntarios de Ohio ROBARTS, Hugh WM. Mexican War Veterans a complete Roster of the Regular and Volunteer Troops in the War Between the United States and Mexico, from 1846 to 1848 Bretano´s A. S. Witherbee & Co. Proprietors, Washington, D.C. 1887., p.  67.
[4] El texto original en inglés se encuentra en la revista Niles´ National Register No. 5 Vol XXII Baltimore April 3, 1847 p. 72 https://archive.org/details/nilesnationalreg72nile  http://heinonline.org/HOL/LandingPage?handle=hein.journals/nilesreg74&div=8&id=&page=
y se puede leer on line en una versión digitalizada en la página web  The Mexican-American War an the Media, 1845-1848 http://www.history.vt.edu/MxAmWar/Newspapers/Niles/Nilesf1847MarApr.htm#NR72.071April31847MONTEREYLETTER
[5] Pontagida Sic por Puntiagudo. General Treviño, NL.
[6] Teniente Primero Murrin E. Cully. Cfr. ROBARTS, Hugh WM. Mexican War veterans…, p. 67.
[7] Capitan William Mc Laughlin (?) Ibidem.
[8] Teniente Coronel William Irvin [former Sec 1t 4. U.S. art] Ibidem. 

2 comentarios:

Juan Crouset dijo...

El rancho el Puntiagudo es como se conocía antiguamente a General Treviño. Haz ubicado muy bien a Chiterona como Chicharrones, esa estaba más difícil. La guerra de guerrillas contra las tropas americanas debe de haber estado muy dura por esos rumbos.
Saludos.

Jorge Elías dijo...

Gracias J. Crouset por el dato de Puntiagudo. Lo cambiaré en la referencia al pie de página. Desconocía sobre el nombre antiguo de General Treviño. Muy amable.

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