Bartlett en Monterrey se aloja en el "Hotel
de Coindreau" (Diciembre 1852)
Bartlett y su equipo de
exploradores partieron de Saltillo hacia Monterrey el 10 de Diciembre de 1852.
El trayecto que hoy día nos demora una hora en automóvil le costó dos días.
Esto debido principalmente a problemas con las ruedas de las carretas, que se
encontraban en mal estado. El primer detalle que llama la atención en el relato
de Bartlett es la preocupación por la seguridad ante el posible ataque de los
indios. Para prevenir cualquier incidente, solicita a las autoridades locales
una escolta de 10 jinetes la cual le es concedida. Durante el camino no hubo
ningún incidente con indios.
Bartlett esperaba llegar a
Monterrey al día siguiente. “No pudimos llegar a Monterrey como
esperábamos hacerlo
– escribe en su diario – y fue mucho tiempo después de que oscureciera
cuando alcanzamos la villa de Santa Catarina, en las faldas de la Sierra Madre
y a unas veinte millas de Rinconada, donde acampamos”.
Ya el día 12 de Diciembre, cuando la
gente de Monterrey se encontraba celebrando la fiesta de la Virgen de Guadalupe
con ruidosos cañonazos, el grupo de exploradores llegó a la Ciudad después de haber
pasado por el Molino de harina de Jesús María. Entrando en la ciudad
encontraron “recintos amurallados, donde
junto con variedades de árboles frutales y ornamentales, vimos algunos llenos
de naranjas y limones”.
Bartlett
señala en su diario que las casas
de Monterrey eran “de piedra con altos
techos de paja, rodeadas de hermosos jardines con un aire de confort mayor que
cualquier otro que hayamos visto, alineadas a la entrada de la ciudad.”
El grupo se alojó en el Hotel de Coindreau.
En su diario, Bartlett escribe “we took
up our quarters at Coindreau's Hotel” lo que me hace suponer que quizá el
Hotel estaría, de alguna manera, organizado para recibir grupos militares o
simpatizaba con militares norteamericanos. El hotel probablemente se hallaba en
lo que es actualmente la Plaza Hidalgo y debió pertenecer a Don Luis Gustavo Coindrau,
originario de Charente, Francia. Coindreau debió llegar a Monterrey procedente
de Boston, durante la Batalla de Monterrey o poco tiempo después mientras el
ejército norteamericano ocupaba la ciudad[1].
Fue empresario en aquella época y tuvo
una fábrica de velas en la década de 1870s. Bartlett sólo asienta el dato del
nombre del Hotel “Cointreau´s” y lo describe brevemente como “un amplio edificio con un gran patio, en el
estilo del país”.
Al día siguiente Bartlett se dispuso a
explorar la ciudad, no sin antes poner a trabajar a un carpintero local en el
mantenimiento de las carretas de su tren de exploración. Durante su recorrido por las calles y plazas
de Monterrey se percata de la presencia de compatriotas. “Encontramos varios americanos en
el lugar – anota en su diario – aunque
el número ha disminuido bastante en el año. Hay muchas grandes tiendas, y se
puede encontrar todo tipo de artículos en ellos. En muchos el dependiente habla
inglés, aprendido durante la ocupación de la ciudad por los americanos”.
Ese mismo día Bartlett visitó el Obispado y allí elaboró un muy interesante boceto del edificio. En él representa la fachada con el cerro de las Mitras al fondo y en su costado la sierra Madre. La peculiaridad de este boceto es, que a diferencia de otras representaciones de la época en él se muestra su fachada y una especie de barricadas o muros protectores en su costado sur. Anota en su diario: “Este es un hermoso edificio de piedra antiguo y en sus días sería sin duda una estructura elegante, estaba en ruinas, sin embargo, mucho antes que el General Worth lo tomara”.
Otro boceto realizado en Monterrey por
Bartlett y fechado el 14 de diciembre, representa la ciudad vista desde la el
sur-este. En él se aprecia el cauce del Río Santa Catarina y la ciudad con detalles
de la Catedral el Convento y las casas en torno a ellos. En su diario Bartlett
anota: “La ciudad se encuentra en una
llanura a una milla de distancia, y la rodean hermosos jardines y huertos, sus
blancas casas presentan un fuerte contraste con el verde profundo del follaje.
Hacia el sur, corre un pequeño arroyo, un ramal del Rio San Juan, a la mitad de
un gran arroyo, más allá en el que un chaparral se intercala con campos de
maíz, se extiende cerca de siete millas hacia el Cerro de la Silla, una de las
montañas del país más singulares en su forma. Al Norte y este de la ciudad, una gran llanura se extiende hasta donde
alcanza la mirada, en la que por aquí y allá hay campos de maíz y caña de
azúcar entre grandes chaparrales”.
Anota además en su diario un hecho interesante
que le sucedió en el Fuerte de la Ciudadela. Dice que, aunque presentó sus
credenciales, se le negó la entrada al fuerte y expresa que ese fue el único
incidente de este tipo a lo largo de todo su recorrido.
Continúa su descripción de la ciudad y
el estado de los lugares que fueron usados como puestos defensivos durante la
Batalla de Monterrey: “El “Black Fort” o
ciudadela […] Cubre un área de unas
tres hectáreas. Sus paredes son de sólida construcción, con bastiones dominando
el acercamiento del lado norte. Al lado este de la ciudad, hay varios reductos,
así como a lo largo del margen del arroyo. Fue en la toma de éste durante la
cual sufrió más nuestro ejército. Las viejas tenerías, donde hubo un encuentro
fuerte, permanecen tal y cual las dejaron nuestras tropas. Un caballero
americano familiarizado con la historia de este encuentro, me acompañó en una
visita a este cuartel, y señaló varios lugares.
Monterrey es la capital del estado de
Nuevo León y tiene una población de entre 15 y 18 mil almas[2]. Es la única ciudad que visité en México (exceptuando Hermosillo,
Sonora) que está creciendo. Aquí progresaban las mejoras. Muchas casas de buena
calidad estaban en proceso de construcción, otras estaban en reparación y todo
tiene la apariencia de ser un lugar con actividad y desarrollo. Las calles
están pavimentadas y se mantienen limpias. Mucho se ha hablado de la suciedad
de los pueblos mexicanos, yo puedo testificar que los inspectores de las calles
de nuestra Nueva York podrían beneficiarse del ejemplo de Monterrey.
Visitamos la Iglesia en la plaza, que ha
sido el hospital de nuestras tropas. Tiene algunas pinturas de mala calidad y
una gran cantidad de chapa de plata abundante. Las tropas mexicanas fueron a
esta plaza antes de capitular.
El equipo de exploradores continúa su camino hacia el norte el día 15 de diciembre. Salen por el camino para Marín. En la Ciudadela, la escolta de 10 dragones provista por las autoridades locales para la seguridad de la misión, se une nuevamente al grupo. Su destino es el Golfo de México. El día 1º de Enero de 1853 Bartlett y sus compañeros tocan la bahía de Corpus Christi en el estado de Texas.
El edificio del obispado como debieron verlo en 1852 el grupo de Exploradores (Jorge H. Elías) |
[1] Datos tomados de la partida
matrimonial de Luis G. Coidreau con Doña Francisca de la Garza (Monterrey, 20
de julio de 1856). El acta señala: “Don
Luis Gustavo Coindreau originario de Francia en el Departamento de Charente
Inferior residente que fue en Boston de
los Estados Unidos del Norte y vecino de esta ciudad hace 9 años hijo legítimo
del Dr. Don Santiago Coindreau y de Da Ma. Anna Pelagia Jhenard Dumousseau difunta” Microfilm de la Iglesia LDS No. 605181 im 473.
[2] [Nota del Mismo Bartlett]: Mis cálculos sobre la población de ésta y
otras ciudades, proceden de las autoridades mexicanas y no son siempre
confiables. La gente está siempre demasiado apta para sobre-estimar a la
población en sus ciudades y se niegan a declarar su declive.