San Luis Potosí, Ciudad de México y Veracruz
El coronel Stowe continúa el relato
de sus experiencias a través de México en Luis Potosí “una
ciudad de 65 mil almas (700 americanos)”. En aquella ciudad se
hace notar la existencia de una guardia policial abundante a pesar de que allí,
según el coronel, “no hay armas de fuego”
y “casi no hay ladrones”.
Tren El Nacional Mexicano en la estación de San Luis Potosí, 1904 Waite, C. B. (Charles Burlingame) DeGolyer Library, Southern Methodist University |
Dato interesante es la visita a la casa
de la Moneda:
“Visitamos la casa de la moneda
– escribe Stowe – propiedad de particulares, donde cada uno toma su
lingote y lo divide en monedas por sí mismo. Sólo un oficial del gobernador se
haya presente para ver que el número correcto de granos de plata es usado en la
acuñación de la moneda. Aquí hay libre acuñación, simple y sencillamente, e
incluso inflación. Y la gente se pregunta por qué con la protección excesiva y
la ley de compra de productos dentro de la republica, no son tan prósperos como
en Estados Unidos. La plata fluctúa diariamente, y por 100 dólares
norteamericanos recibimos en la frontera 141 dólares mexicanos, y el dólar
Mexicano contiene más granos de plata que el Americano”.
El autor señala, entre otras muchas cosas, que en San Luis Potosí no
logró ir a una corrida de toros por coincidir su estancia allí con la Semana
Santa. De paso describe la cruel versión de la “gallinita ciega” de mi infancia:
“Una pelea de toros debía haber tomado
lugar durante nuestra estancia, pero se suspendió por el Domingo de Ramos […]
los mexicanos aman este tipo de deportes porque es algo que contiene sangre,
algo que es cruel. Los muchachos pequeños pueden enterrar una gallina con solo
su cabeza visible sobre el suelo y entonces vendan a uno de sus compañeros, le
dan varias vueltas para que pierda el sentido de la dirección, lo colocan 10
pies de distancia de la gallina, le dan un palo de 10 pies y todos reirán tanto
al ver como aquél pierde, golpea o mata a la gallina. El pobre y paciente burro
o mula también recibe su castigo”.
En esta ciudad donde “los pobres son muy pobres y los ricos son muy
ricos” un lugar de mucho interés para el Coronel fue la fábrica de cigarros
que, por cierto, allí, “no son nocivos”.
“Debe hacerse mención – escribe Stowe
– de la gran fábrica de cigarros localizada en San
Luis Potosí. En un salón unas 400 muchachas están sentadas en bancas bajas,
cada una con un recipiente de tabaco que enrollan con dedos hábiles hasta
convertirlo en el “letal cigarro”. Pero los cigarros que aquí se elaboran no
son nocivos. En este salón había un altar, decorado con plata, bolas de vidrio
y oropel, que tenían ofrendas sobre el piso alrededor extendidas por muchos
pies. Estas consisten en naranjas con pequeñas banderas clavadas en ellas, o un
centavo, un plátano y muchas otras pequeñas cosas que estas pobres muchachas
pudiesen ofrecer al altar de la Virgen. En cada uno de estos salones había
altares empotrados en la pared, todos llamativos, todos humildes, pero todos
con sus devotas ofrendas.
Continúa su recorrido hacia la ciudad de México. De ella, el coronel, no detalla sus edificios porque “se han descrito
ya exhaustivamente en las guías y por los viajeros – dice Stowe – Pero
la representación de la Pasión no se ha descrito antes y verla una sola vez en
la vida es más que suficiente.”
En esta parte del artículo el coronel narra la procesión tradicional del
Viernes Santo y las costumbres de Semana
Santa: elegantes procesiones, cruentos Cristos, campanadas a las 10 de la
mañana, todos los vendedores ambulantes ofreciendo “artículos para hacer ruido”, judas que cuelgan por la calle, etc.
El siguiente destino de esta jornada fue la ciudad de Veracruz. El coronel describe el viaje
con sus barrancos y precipicios, el polvo y el calor. Le parece que esta parte
del país es muy diferente al resto.
Concluye su artículo:
“En general, nos gusta México, nos
gusta su originalidad, nos gusta su gente
aquellos que son educados, sus casas, sus productos y su clima. Hay un
gran futuro delante de este país. Puede que no se alcance por años, pero seguro
llegará. La pregunta en mi mente es, si fue fundado por los egipcios o si gente
de este país fundó Egipto”.
El coronel Stowe, Masón de
grado 33, al finalizar su artículo agradece a los personajes que le facilitaron
su estancia en este viaje, pero además “a
los Masones Libres en cada ciudad que visitamos, quienes abrieron los salones
de su logia y sus casas y armas para recibirnos. Para el beneficio de nuestros
lectores que son Masones Libres digamos que un masón viajando por México
siempre encontrará amigos. La masonería
del Rito Escocés está creciendo rápidamente. El Presidente Díaz está a la
cabeza y la mejor gente en la república incluyendo todos los oficiales del
gobierno tanto de la república como de los diferentes estados, son altos
masones. Las oficinas principales del grupo, presididas por el Grand Comendador
Cantone, está en la ciudad de México, en el edificio que una vez fue usado por
la inquisición de la Iglesia”.
James Stowe fue un hombre sensible y solidario hacia México. Parece
interesarse por el buen funcionamiento de los negocios mexicanos. Escribe “Los acuerdos de reciprocidad propuestos
entre los Estados Unidos y la república de México serán, creemos, recibidos con
mucho agrado por los ciudadanos, pero los comerciantes extranjeros en México y
Centro América llevarán una cruzada activa en su contra. El descenso en los
precios de la plata (ahora valorada a 1.47 por 1 dólar americano) está
provocando serios perjuicios a los negocios en general.”
Es una lástima que las fotos kodak de T. H. Turner prometidas en la
primera parte del artículo no aparezcan por ningún lado. Seguiré buscándolas.
En su lugar el artículo tiene dos dibujos. Coloco aquí uno de ellos por
tratarse de mi personaje olvidado favorito de la historia de México. El
Aguador, en este caso dos aguadores mexicanos.