lunes, 24 de octubre de 2011

La Biblioteca digital de la UANL

Don Alfonso Reyes Ochoa
Al explorar  la colección digital de la biblioteca dela UANL, uno se da cuanta de la riqueza que ésta ofrece en libros antiguos, especialmente para el estudio de la historia de México y del Estado de Nuevo León.

En una “búsqueda avanzada” en la herramienta de búsqueda, se puede escoger el título, el autor o la materia, incluso seleccionar si se desea ver una tesis de maestría o doctorado o indicar que lo que se quiere es un libro antiguo. Hay allí ejemplares de los siglos XVI al XXI. Si en la búsqueda avanzada se escoge la categoría de libro antiguo, sin colocar otro parámetro de búsqueda, el resultado será de más de 8 mil títulos de los más variados temas.

No sorprende encontrar las obras de Alonso de León, Fray Servando Teresa de Mier, Eleuterio González, Bernardo y Alfonso Reyes y Serafín Peña entre otros, así como el Acta de Fundación de la Ciudad de Monterrey y abundantes títulos referentes al estudio de la medicina, la historia y las leyes, documentos relativos a la legislación y la historia del Estado de Nuevo León, etc.  Volúmenes que quizá pertenecieron a nuestro querido Dr. Gonzalitos y ejemplares que debieron formar parte de la biblioteca de Don Alfonso Reyes. Lo que sí me sorprendió fue encontrar muchísimos títulos de obras religiosas, devocionarios, bulas papales y cartas pastorales de los obispos mexicanos, especialmente de los obispos de la Diócesis de Linares, más tarde arquidiócesis de Monterrey,  tanto en español como en latín.

Más aún me sorprendió hallar abundantes libros raros sobre la historia de Querétaro, entre ellos  tres diarios manuscritos de las primeras décadas del siglo XIX, muy interesantes, creo yo, para hacerse una idea de la vida cotidiana en Querétaro durante las primeras décadas del México independiente.  Estos diarios manuscritos son 20 tomos del Diario de Querétaro de José Xavier Argomaiz, un manuscrito titulado: Una familia queretana en la Guerra de Reforma del que no se señala autor (en una de sus páginas aparece un membrete con el nombre de Fernando Díaz Reyes Retana) y un diario de X. Silva: “Papeles para la historia de Querétaro 1821-1823” escrito en San Juan del Río.  

Basta acceder a cualquiera de los libros de la biblioteca digital para experimentar gratitud al Padre Mier, a Gonzalitos y a Alfonso Reyes, pilares del conocimiento e identidad del regiomontano, misma gratitud que se experimenta por quienes en la UANL hicieron posible el acceso digital a este tesoro de todos. 


miércoles, 19 de octubre de 2011

Guardianes del Templo de Xochicalco en la Exposición Universal de París, 1867

Me encontré este dibujo de 1867 de dos mexicanos haciendo "la guardia en el templo de Xochicalco". Extraña combinación, cualquiera esperaría a un guerrero con cabeza de jaguar o plumas de Quetzal. El caso es que este templo no era exactamente un auténtico templo, sino la réplica de la gran pirámide de Xochicalco recreada para la Exposición Universal de París de aquél año. La wikipedia dice que aquella exposición fue la más grandiosa hasta ese momento, que pretendía exaltar la grandeza del Segundo Imperio y que por temas tenía el progreso y la paz. Mucha paz y mucho progreso, pero la verdad es que México estaba, en ese momento, saliendo de una intervención armada que había cobrado bastantes muertes nacionales y francesas, el fusilamiento de Maximiliano y la locura de Carlota.

El dibujo está firmado por M. Lanson y la descripción de Ernest Déolle refleja, creo yo, una emoción mixta entre la admiración por una cultura remota y sorprendente y el resentimiento por las muertes que el conflicto entre México y Francia había cobrado. Yo traduje lo mejor que pude y aquí les dejo el texto en español. El original lo pueden encontrar en las páginas 180 y 181 en este enlace

 "Atuendos Mexicanos
NO sin un poco de tristeza, podemos decir, que los visitantes franceses se detenían en la Exposición ante la imagen muy fiel, según se nos informa, de las ruinas del templo de Xochicalco. Recuerdos de una civilización extinta, procedentes de un país al cual Europa pensó que había llevado los frutos de su civilización, conmovían vivamente el espíritu y se hallaban tras dos tipos de raza indio-hispana que el lápiz de nuestro dibujante bien captó. Es difícil no detenerse ante lo pintoresco de sus atuendos. Mi pensamiento voló muy lejos. Construyó con esos dos hombres de aspecto oscuro y viril, algunas veces a las numerosas muchedumbres aclamando a los soldados europeos, abriéndole sus casas y sus templos a los misioneros europeos de la libertad; otras veces a los grupos armados agazapados detrás de altos matorrales esperando la hora de la venganza y el crimen. En efecto, hay de todo en esos seres y en sus atuendos: cambia el trazo y el enorme sombrero cubre coquetamente la cara de un hombre apacible y suave, se convierte repentinamente en el sombrero del clásico tunante y ve marchar a ese hombre envuelto en los pliegues de su poncho rayado, de vivos colores y ese largo pantalón que se ensancha en embudo invertido, le hace aplomar el paso y envejecer su andar, pero entonces, salta sobre un caballo e inmediatamente afirma su pié en el estribo y los pantalones que vuelan a ambos costados del animal parecen dar alas al jinete. La tela, las decoraciones de lana o seda, los ornamentos de oro y plata, no son nada que se preste a estas bruscas transformaciones: pero el mexicano está hecho en otra parte, en un lugar donde se tienen todos los modales y todas las violencias. Nuestros soldados lo conocen bien y se pueden encontrar, en sus pintorescas narrativas, veinte palabras para definirlo. Todos transcriben esa mezcla de astucia y jactancia, fuerza y delicadeza, que hay en el hombre y en su atuendo. 
El niño parisino encontró en México sus pantalones tití – ese   famoso personaje de nuestros antiguos carnavales – y recuerda las proezas coreográficas que inmortalizarían a la ópera del género del tití, el célebre cargador. Traje y personaje carnavalescos. ¡En efecto, ese es el disfraz de seda y terciopelo que hace confluir valor y cobardía!...Los museos (que muestran los restos de la Exposición) conservan el dibujo de los dos tipos mexicanos, el croquis que aquí se ve sin otro motivo, que mostrar la diversidad que había en la variedad personajes reunidos en la Exposición, la construcción efímera de la que nuestros dos héroes fueron custodios, sirve igualmente para ilustrar, por decirlo así, la historia retrospectiva del arte escrita en el Campo de Marte y en la admirable Galería del Trabajo a través de los últimos siglos.  El templo de Xochicalco es uno de los más curiosos especímenes del arte indiano. El interior, que puede visitarse, ofrece también vestigios de los templos más remotos  ¿Por qué no hemos podido estudiar esas preciosas reliquias tan estimadas por el anticuario, el historiador y el filósofo sin sucumbir a la tristeza?
Lo sabemos. Entonces se nos permitirá decir aquí que al ver a estos hombres y sus extrañas vestimentas, los restos de monumentos tan ricos por su originalidad, pensamos que en adelante la tierra de México tendrá para Francia otros tesoros: las tumbas de nuestros soldados – ¡verdaderos mausoleos de la civilización moderna.                                            ERNEST DRÉOLLE"


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miércoles, 12 de octubre de 2011

Calendario de las Señoritas Mexicanas

Esfera Cosmográfica
Calendario de las Señoritas Mexicanas


En un recorrido virtual por la Biblioteca de la Capilla Alfonsina de la UANL me tropecé con este título: Calendario de las señoritas mexicanas, para el año bisiesto de 1840, dispuesto por Mariano Galván. Y pensé, esto tiene que estar bueno. Y la verdad es que sí lo está. Bueno, nada que ver con el calendario de Kristen Steward para el 2012. Pero aquellas eran otras épocas.




Ya desde la dedicatoria se vislumbra el contenido:
“A las Señoritas mexicanas cuyas virtudes forman el honor de su sexo: su ternura, el consuelo del hombre; y su belleza el más brillante ornamento de su patria, ofrece este leve obsequio Mariano Galván Rivero”


Muy linda la dedicatoria pero... ¿Y si la mujer no es tierna? ¿Y si no lo quiere ser? ¿Y si encima de no ser tierna no es ni bonita? Vamos, en 1840 tenía que serlo, tierna y bonita, y no se diga más. 

Y después a ubicarse… Oh sí,  muy importante, y las notas cronológicas no dejan lugar a dudas. El mundo desde su creación hasta aquel momento tenía 7,039 años, ni más ni menos. Y desde el diluvio universal, (porque qué duda cabía que había habido un diluvio en toditito el mundo) 4,797 años. Ya las demás fechas eran pan comido: 1840 años desde la encarnación del Divino Verbo, 319 desde la conquista española, 20 desde “la última inundación en tiempo del Conde del Venadito (septiembre 23 de 1819)”, etc. 


Aquí está toda la lista: 

  
No hemos cambiado nada. Basta ir a la wikipedia para leer, que “la Tierra se formó hace 4, 540 millones de años” millón más, millón menos y nuestro universo… hombre, pero si eso es requete sabido: “13,73 ± 0,12 millardo de años y por lo menos 93.000 millones de años luz de extensión”. ¿Y eso qué es? Digo, lo de millardo, porque mi cabeza no da para tanto cero. Sin ánimo de criticar a nadie, al contrario, me parece muy buena la inquietud de conocer y dominar las cosas.

Pero no nos salgamos del calendario, que las señoritas se pueden molestar. Después de la ubicación temporal, el calendario registra una serie de informaciones curiosas como el cómputo eclesiástico, (que incluía el epacta o número de días que el año solar excedería al lunar), las témporas y las fiestas movibles. Al final de este preámbulo, una nota explicativa, interesante porque revela la diferencia de las castas sociales a la hora de las obligaciones religiosas:
Los días señalados con † † y todos los domingos, obligan a oir misa generalmente y a no trabajar: los que llevan † y el santo patrón o titular de cada lugar son obligatorios a lo mismo, menos para los Indios, que no están obligados a oír misa, y pueden trabajar en sus cosas, no en las de los Españoles; y en los de † deben oir misa los que no son Indios, aunque todos pueden trabajar.
Los no dispensados con la comida de carne se señalan con ♠: los de ayuno son todos los de vigilia, témporas y toda la cuaresma, menos sus respectivos domingos; excepto para los Indios, pues a estos sólo les obligan los viernes de cuaresma, sábado santo y vigilia de Nuestro Señor Jesucristo…”
Bueno, al menos, los pobres indios no debían ayunar ¡toda la cuaresma! Suficientes eran las permanentes privaciones que debieron tener a lo largo del año.

Y entonces sí da comienzo el calendario con el registro de cada día del año como se hace tradicionalmente, indicando los signos zodiacales, el santoral, los eventos o fiestas religiosas o nacionales de cada día, etc. Este tipo de calendarios debían aparecer en circulación a principio del año en cuestión, o a finales del año anterior, pero eso no era un obstáculo para pronosticar el clima con meses de anticipación:
Las recias heladas que caerán en este mes (enero) lo harán muy frío, y no faltarán fuertes vientos”. Y marzo “comenzará… fresco y ventoso, seguirá templado, y al final caliente”. Se pronostica granizo para abril, lluvias copiosas en mayo, fuertes tempestades y granizo en agosto, vientos arrasantes en octubre, y para diciembre nevadas y vientos constipantes.
Así cualquiera, nada más conocido que los aguaceros de mayo y los catarros de invierno, pero ¿granizo en abril? Sin duda en aquel momento el sobrecalentamiento global no tenía seguidores. Después del calendario, este libro incluye cuentos en verso como el titulado El de la Cruz Colorada sobre un caballero cruzado medieval. 




También ofrecía información científica acerca de “animales microscópicos”, creados por Dios, quien había hecho las cosas 
derramando en la profundidad del espacio millones de globos inmensos que giran con movimientos inmensurables y a distancias asombrosas; ya criando y reproduciendo incansablemente innumerables animalillos imperceptibles a los ojos desnudos y solo visibles con el microscopio”. Se describen como “cuerpos tan pequeños… (habilitados) unos de boca, estómago, corazón, etc., y … otros de órganos para la nutrición y el movimiento”…. “son casi homogéneos”. “En una gota de agua o de vinagre se les ve agitarse en todas direcciones para huir de un peligro, o para agarrar a su presa: cuando observan que se va secando el agua en que viven, a fin de evitar el riesgo mortal que les amenaza, porque se mueren en seco, nadan precipitados buscando agua más profunda, para conservar así la vida; pero si por desgracia se evapora el agua donde viven, se mueren y se secan, ignorados por todo el mundo”. 
¿Se imaginan a una bacteria huyendo de los peligros? Y sigue la explicación de estos seres microscópicos con sus divisiones y comportamientos.

El "calendario" incluía temas muy variados y para diferentes gustos: romances, explicaciones sobre la tierra, el universo, los planetas y el zodiaco, una extensa historia y descripción de la Catedral de Puebla, cuentos breves, consejos sobre el lavado y técnicas para pintar al oleo. 


Se incluían breves reseñas biográficas de personajes que debieron ser las estrellas del mundo del espectáculo del México de la época: un músico y director de orquesta: Don José Antonio Gómez (n. en 1805), una cantante de ópera, Doña Fernanda Andrade Romero (n. en 1815 y cuyo nombre "artístico" era Fernanda de Ruelas) y una pequeña pianista de 16 años Doña María Dorotea Lozada (n. en 1824).


Doña Fernanda Andrade                 Don José Antonio Gómez               Doña María Dorotea Lozada

Y en una publicación dedicada a las mujeres de las familias mexicanas de más influencia social, no podía faltar un apartado para las Modas

Ese año de 1840 el dictamen de la moda era el siguiente: 
“llevaránse los géneros de seda por la mañana, por la tarde, ya se ande de barrio, ya de etiqueta, y a todas las horas. Nada hay de fijo por lo concerniente a su color; multiplícale la moda de los glacés, tornasolados, chinescos, sombreados y diapreados, todo lo cual está más que nunca de boga. Igualmente se llevan vestidos con antiguos encajes. Redingotes con blondas guarnecidas de tafetán de color rosa o azul, peinadores de muselina, y y vestidos de beatilla.
Parece que las elegantes han adoptado para las tertulias vestidos muy escotados, de mangas cortas, lo mismo que el peinado, y para el teatro, corto con pliegues…” 
Un dato también curioso es lo referente a las joyas: 
“Parece que se ha dado a un completo olvido toda clase de joyas, y exceptuando algunas manillas anchísimas de ori cincelado, collares tejidos de oro, ajustadas al cuello, y agujas llamadas de edad media, no hay nada nuevo en ese género”.
Traje de Mañana                               Traje de Paseo                            Traje de Tertulia 

Al final resultó que esta señorita mexicana de 1840 sí era bonita y tierna. 


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lunes, 3 de octubre de 2011

La Basílica del Roble, Monterrey


Algunas imágenes tienen la energía suficiente para convertirse en iconos de un pueblo. La fuerza intrínseca de la imagen, por ejemplo, de la Virgen de Guadalupe, acompaña la trama histórica del pueblo mexicano. Está en los comienzos de su historia, si vamos a dar por verídico el relato del Nican Mopohua, aparece a sólo una década de la conquista y se afianza en el alma del pueblo, hasta ser usada como bandera de su Independencia. Y qué duda cabe que sea hoy el símbolo más característico de la mexicanidad, más aún que el águila que devora a la serpiente o una catrina calavera de José Guadalupe Posadas.

Mural del hallazgo de la Virgen del Roble. En el Pórtico de la Basílica 

El regiomontano tiene imágenes propias con las que se identifica. Sería mentira decir que la imagen de la Virgen del Roble tiene esa misma fuerza iconográfica o similar a la de la imagen de la guadalupana, imposible. Y, sin embargo es quizá la imagen que más ha acompañado el andar del pueblo regiomontano, a no ser por la silueta del cerro de la Silla.

La leyenda es popularmente conocida. A grandes rasgos: fray Andrés de León escondió la imagen en el hueco de un roble para protegerla de los ataques de los nativos. Y eso sería cuando los primeros grupos de colonos españoles se asentaron en torno a los ojos de agua de Santa Lucia a finales del siglo XVI. Más tarde, un tanto “olvidada”, la imagen es encontrada por una pastorcita quien escucha la voz de la Virgen que proviene del bosque. Y la imagen es trasladada a la parroquia. Pero como la Virgen no quiere estar en la parroquia, desaparece para volver al nicho del roble donde fue encontrada. Y esto se repite tres veces. Lo que es tomado como señal de la voluntad de la Virgen por que se le construya un templo al que los fieles vayan a adorarla.

Misterio de fe aparte, además de que el relato guarda similitudes con otros relatos de apariciones milagrosas (la pastorcita, la voz del bosque, tres ocasiones, la naturaleza en derredor, la voluntad de la virgen por tener un sitio espacial, etc.), el acontecimiento no solo va marcando la historia religiosa del regiomontano, sino también su desarrollo civil y urbano. 

Basílica del Roble, postal de Rubén D, Pastrana.

Se distinguen cuatro etapas en el desarrollo de este santuario. La primera sería una pequeña capilla hecha quizá de adobe en donde hoy se encuentra la esquina de las calles de Guerrero y 15 de Mayo. A esta primera capilla le seguiría un templo más fuerte de piedra o sillar que ordenó edificar el segundo Obispo de Monterrey Fray Rafael José Verger hacia 1790, templo que llegó a tener una bóveda pero pronto se deterioró. Una tercera etapa sería la construcción de un templo de bloques de sillar con planta basilical. En 1853, el obispo Francisco de Paula Verea, con donativos del gobernador Vidaurri[1], ordenó la fábrica del nuevo templo. Los trabajos de construcción se extenderían por toda las segunda mitad del siglo XIX, pero a pesar de estar en obras, el templo se encontraba también en uso para los servicios religiosos. El primer libro de bautizos del santuario da comienzo el 15 de abril de 1865, época en la que jurídicamente tiene el nombre de “Viceparroquia del Santuario de Nuestra Señora del Roble”. 

Inicio del Primer Libro de Bautizos de la Viceparroquia del Roble y primera acta bautismal. Archivo Online de Familysearch.org 

Y el 8 de diciembre de 1884 Monseñor Ignacio Montes de Oca celebra la misa de consagración del Nuevo Templo aunque aún no estaba terminado. El mismo obispo, en su sermón de consagración, habla del proceso tanto material como espiritual de ir edificando la iglesia[2]

A finales del siglo XIX al templo, que era llamado orgullosamente “Basílica Lateranense de Nuestra Señora del Roble”  se le agregó una gran cúpula, obra del Arquitecto Alfred Giles. La presencia de aquella basílica era imponente. 

Tan orgullosos estaban los regiomontanos de la nueva obra que un periódico tan poco simpatizador del catolicismo como Renacimiento decía que era “la más artística de toda la República[3].” 

Pero pronto sucedió algo terrible. La noche del 24 de octubre de 1905 la hermosa cúpula se derrumbó estrepitosamente dejando la iglesia en ruinas. Así describe el hecho un autor norteamericano de la época: 

Con el colapso de la cúpula de la iglesia del Roble de Monterrey, una de las más espléndidas estructuras del norte de México quedó reducida a ruinas… Uno de los más milagrosos incidentes conectados con la destrucción de la Iglesia del Roble fue la preservación de la Virgen del Roble. Esta imagen, santo tutelar de la basílica,  se encontraba en la parte central sobre un alto trono de bronce por encima del  altar, y aunque las paredes de la basílica fueron completamente aniquiladas, la imagen permaneció sin daños. Cayó al piso de piedra desde una altura de 7 metros, el altar de bronce que cayó con ella quedó irreparablemente destruido. Dos enormes bloques de piedra, con un peso de varios cientos de libras cada uno, cayeron justo encima de la imagen, pero en una posición tal, que la protegieron de la carga de escombros y piedras que después cubrieron la reliquia con una pirámide de piedras y mortero. Todo lo demás se rompió en fragmentos irreconocibles. Pero cuando se sacó a la Virgen se encontró que no había sufrido ni el más mínimo rasguño. Efectivamente, la ropa de la Virgen apenas si se llenó del polvo y fragmentos del mortero pulverizado con que se cubrió todo lo demás. Este maravilloso fenómeno es considerado una intervención divina y así lo explican quienes están a cargo de la iglesia. No hay razón para dudar sobre la verdad de este hacho ya que muchas personas de incuestionable integridad han visto a la Virgen, y testifican que se trata de la auténtica Virgen del Roble. No hay explicación plausible mas que ésta” [4].  

Basilica del Roble después del colapso de su cúpula en 1905

Y yo pienso, sin querer ser irreverente, que quizá, lo que la Virgen quería era volver a su humilde roble. ¿Qué duda cabe que nuestros pensamientos no son los de Dios?

La cuarta etapa constructiva de este Santuario comienza con su restauración, o intervención como la llama la Agencia para la Planeación del Desarrollo Urbano de Nuevo León, afirmando que “En la década de 1950 se intervino con un proyecto del arquitecto Lisandro Peña, dándole la configuración actual”. Su estructura consta de tres elementos principales: el pórtico, las tres naves que forman el cuerpo y el campanario reloj de 75 metros de altura. Se puede decir que su estilo es neo clásico o neo romano y evoca a las basílicas romanas, especialmente a la de San Pedro y San Pablo Extra muros y a la de Santa María la Mayor en Roma.
Basilica del Roble Actual. Foto de Enrique López-Tamayo Biosca via flickr

El 14 de Octubre de 1963 el papa Pablo VI declara a la Virgen del Roble Patrona de de la Arquidiócesis de Monterrey.

Interior de la Basilica Foto de Enrique López-Tamayo Biosca via flickr


[1] Cfr. AGENCIA PARA LA PLANEACION DEL DESARROLLO URBANO DE NUEVO LEON, Programa General de Catalogación estratégica de los Monumentos, edificios y sitios del Estado de Nuevo León,  ficha 8538.
[2] Sermón que en la Solemne Bendición de la Iglesia de Nuestra señora del Roble de Monterrey Predicó el Illmo Sr. Dr. Y Maestro D. Ignacio Montes de Oca y Obregón el día 8 de septiembre de 1884, Monterrey 1884.
[3] VIZCAYA, Isidro, Los orígenes de la industrialización en Monterrey  Una historia económica y social desde la caída del Segundo Imperio hasta el fin de la Revolución 1867-1920 Gobierno del Estado de Nuevo León ITESM Monterrey 2006 ISBN 9709715178 p. 130.
[4] ASTON BUTLER, Sara Historic Churches in Mexico: with some of ther legends New York 1915


Ligas interesantes:

- El Blog de la Basílica del Roble
- Un Modelo en tercera dimensión de la Basílica por Fermín Téllez
- Álbum de Fotografías de la Basílica en Flicr por Catedrales e Iglesias

miércoles, 21 de septiembre de 2011

A los Héroes de la Batalla de Monterrey 1846

Es imposible estar “en las botas” de los soldados de cualquier batalla, menos aún en una de hace 165 años. Cada bando tiene sus razones y “justificaciones” para hacer la guerra, pero los soldados de a pié son la carne de cañón. Antes y ahora. La historia se repite, prevalece el más fuerte. Pero para quienes conocemos la geografía urbana de Monterrey es fácil imaginarnos metidos en medio de los disparos, cañones y bayonetas de la batalla del 21-24 de Septiembre de 1846 entre los ejércitos de Estados Unidos y México.  Ya los americanos habían tomado el Obispado y bajaban del cerro por las actuales calles de Hidalgo y Padre Mier. Así describe parte de aquella batalla un soldado americano que la vivió de cerca[1]:

"Finalmente se dio la señal y con un rugido de bestias salvajes, los dos comandos se lanzaron cerro abajo y entraron a la ciudad. Nuestra columna penetró hasta la Plazuela de la Carne[2] y nos encontramos en un avispero. Cada casa era un fuerte que expulsaba un huracán de balas. Los techos planos protegidos con barricadas de sacos de arena estaban cubiertos de soldados que podían verter un fuego destructivo quedando ellos a salvo. Las ventanas con rejas de hierro vomitaban fuego y muerte. Continuamos corriendo, enloquecidos incapaces de seguir a nuestros enemigos ocultos, alcanzamos una plaza grande, “Plaza de la Capilla”[3] ¡con artillería de metralla sobre nosotros!...


Nos ocultamos bajo la protección de las paredes de la iglesia y pudimos escuchar la explosión de armas de fuego y disparos sobre la calle a nuestra diestra dándonos a entender la resistencia con la que se había topado nuestra otra columna. Los cirujanos que nos acompañaban se hicieron cargo de nuestros heridos, los de los mexicanos eran dispuestos con tranquilidad por aquellos colegas humanitarios, los rangers de Texas.

Reorganizándonos nos lanzamos alrededor de la iglesia y encontramos barricadas en las calles y el mismo fuego infernal fue vertido nuevamente sobre nosotros. Apurábamos el trabajo de defensa y los gritos salvajes llenaban la calle, los hombres caían a cada instante. Hacían falta salamandras[4] para aguantar el fuego que nos chamuscaba a cada paso. Nuestra carrera se transformó en caminata y nuestra caminata en una búsqueda general de refugio dentro de las puertas y pasajes. Me quedé unido a Walker, quien había ganado mi estima juvenil al dirigirme agradables y animosas palabras en el terrible ataque de la Loma de la Independencia[5]. Una docena de nosotros con el coronel Walker estábamos pegados a una puerta herméticamente cerrada, cuando se disparó un proyectil atravesándola desde dentro. Cayeron tres de los nuestros. Por orden del coronel, dos hombres con hachas talaron el fuerte tablón de roble. Se disparó otro proyectil al mismo tiempo que uno de los hombres soltó el hacha con un insulto, una bala le había roto el hueso del brazo. Walker ocupó su lugar y pronto la barrera cedió y nos apresuramos a entrar. Como ocho o diez hombres de aspecto rudo trataban de escapar por la parte trasera, pero fueron interceptados por un hombre. No se dio cuartel. En el cuarto trasero encontramos a varias mujeres y niños a quienes no molestamos. Nos arrojaron picos y palas así como algunas bombas de seis libras. Se forzó una casa en el otro lado de la calle y nuestros hombres pronto se pusieron a salvo. 
Nuestra avanzada era ahora sistematizada. Un grupo compuesto por los mejores tiradores en el techo y así de igual a igual, se renovaba la lucha.  El resto hacía huecos por las divisiones de sillar que fraccionaban las cuadras en casas, entonces una bomba liviana era lanzada al interior, seguida por una explosión, y así nos apurábamos y generalmente dejábamos de dos a seis greasers[6] muertos. Encontrábamos bastantes comestibles y vino en grandes cantidades y también una casa que era una pulquería o licorería. Para evitar que nos emborracháramos, el licor fue reportado como envenenado, aunque no nos dimos por vencidos de ese modo. Hacíamos que un greaser tomara de cada tipo de licor sin dañino efecto aparente, beberíamos mientras que el “catador” sería despachado por un golpe de sable. Cuando los mexicanos eran pocos usábamos un artillero escocés cuyo conocimiento de nuestro lenguaje era imperfecto ¡sabiendo que él no entendía por qué le ofrecíamos a él primero de beber! y porqué veíamos su reacción con tanta ansiedad. Pero el único efecto que aparecía era que el escocés caía muerto de borracho y el glorioso así-así.

¡Qué terrible es la guerra! Aquí estaba esta hermosa ciudad de unos 20 mil habitantes, con las mujeres más hermosas del mundo, a merced de una banda de indisciplinados, borrachos y enfurecidos atacantes…."

Diversas tropas mexicanas 1846 Irregulaire Mexicanishe Truppen.
 Fuente: New York Public Library Digital Gallery



[1] CHAMBERLAIN, Samuel My Confession
[2] Hoy esquina de Juárez y Morelos
[3] Antigua Iglesia de la Purísima.
[4] Un ser mítico capaz de vivir en el fuego.
[5] Loma Larga
[6] Término despectivo que usaban los norteamericanos para referirse a los mexicanos.


sábado, 17 de septiembre de 2011

My Confession, Sam Chamberlain

Samuel Chamberlain from Wikipedia
Samuel Emery Chamberlain, nació en New Hampshire el 28 de noviembre de 1829 y se trasladó a Boston a los 7 años. Se enroló en el ejército norteamericano a los 17 años y peleó en la guerra con México. Fue un soldado con alma de artista, romántico, educado, soñador y con mucha chispa al expresarse. Testigo de la guerra y ocupación del ejército norteamericano en suelo mexicano. Protagonista él mismo de las refriegas, las marchas, asaltos, desvelos y fuegos cruzados. Soldado, pero con ventajas sobre sus camaradas: inteligencia, carisma y la habilidad para registrar los acontecimientos con la pluma y el pincel. Ese era él. De regreso a su país continuó su vida normal de ciudadano honorable con un puesto en la oficina pública, formó una familia y llegó a ser teniente honorario primero[1] general en el Ejército de la Unión, al finalizar la Guerra Civil Norteamericana.  Sam nunca olvidó sus “aventuras” en la guerra contra México. Los quince últimos años de su vida se empeñó en redactar una autobiografía que tituló “My Confession”. Es básicamente su vida de soldado durante aquella guerra. En ella redacta e ilustra con sus propias acuarelas, cuatro cuadernos llenos de anécdotas melodramáticas que quizá no se apeguen siempre a una realidad científicamente comprobable. Sin embargo, William H. Goetzmann, quizá quien más haya analizado y estudiado a éste personaje y su obra, ha probado con su ardua investigación, que la mayoría de los hechos relatados por Chamberlain son verídicos. Esos cuadernos permanecieron “ocultos” bajo el resguardo de la familia Chamberlain por casi 100 años y de ellos sobrevivió solo uno. En los años 1940´s ese documento apareció en una tienda de antigüedades y fue comprado por un coleccionista privado quien lo vendió a la revista LIFE en 1956. Después de su publicación como artículo en tres partes por la revista LIFE[2] y como libro por Harper and Brothers[3]  en el otoño de aquel año, el manuscrito original y todas sus pinturas fueron obsequiados por la editorial de la revista al Museo de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point y desde ese momento pasaron a ser propiedad de la Nación. Yo sólo traduzco, lo mejor que puedo, el relato del soldado, porque creo que semejante narración e imágenes son un tesoro. De él dice Goetzmann[4] que es “quizá la mejor relación escrita de las aventuras e infortunios de un soldado de la guerra mexicana”.

La introducción al artículo de LIFE dice que “Sam Chamberlain, cargaba un libro de apuntes con él durante la guerra. Cuando se sentaba para escribir su libro privado lo embellecía con ilustraciones de sus propios dibujos de brillante colorido y llenos de acción. También adornó las páginas de sus textos escritos con iniciales coloreadas y encabezados, viñetas de pluma y tinta y escritos preciosamente trabajados, a la manera como un monje medieval  trabajaría sobre un manuscrito elaborado”. Los dibujos y relatos particularmente de la Batalla de Monterrey no aparecen en la edición de LIFE  y sí, en la página de internet dedicada a este artista soldado. La página está a cargo del Dr. William H. Goetzmann, premio Pulizer de historia y de Jack S. Blanton, Sr. de la cátedra de Historia y Estudios Americanos en la Universidad de Austin Texas. Son de igual interés aunque se sepa que Chamberlain no participó en dicha batalla y por ello también los incluyo en el documento.


Este año Monterrey se dispone a celebrar con eventos especiales y la colocación de la primera piedra de una plaza histórica en Honor A los Héroes de la Batalla de Monterrey 1846. Desde lejos me hago solidario al trabajo de los Amigos de la Batalla de Monterrey, por recuperar la memoria histórica de este evento.   

Jorge H. Elías


[1] El término en inglés es Brevet
[2] The romantic memoires of a Soldier artist. Artículo en tres partes publicado por la revista LIFE el 23, 30 de julio y 6 de agosto de 1954.
[3] CHAMBERLAIN, Samuel E. My Confession, Harper and Brothers 1956.


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domingo, 11 de septiembre de 2011

Monterrey is Ours

H. Mansfield, 1848 John Foster's The Mexican War The Bishop's Palace.
Septiembre es el mes de la patria. Un eslogan bastante trillado, pero así es para los mexicanos. Una noche de septiembre comenzó el movimiento de independencia mexicana del reino español y años después la logró con el esfuerzo y valor de muchos mexicanos patriotas. 

Era también septiembre cuando los Norteamericanos invadieron nuestra querida ciudad de Monterrey, que se encontraba festejando su independencia y fortificando sus bases militares para hacerle frente al ejército americano. La batalla duró 4 días desde el 21 hasta el 24 de septiembre de 1846 y el día 24, un oficial norteamericano, el teniente Napoleon Jackson Tecumseh Dana, escribió una carta a su amada esposa. En ella afirmó "Monterrey is ours" (Monterrey es Nuestro) y así lo fue por los dos años siguientes hasta 1848, año en que terminó la intervención americana en México con el resultado muy conocido de la pérdida de la mitad del territorio nacional. 
Este año, gracias al esfuerzo de un grupo de mexicanos patriotas, los "Amigos de la Batalla de Monterrey", en la ciudad se celebrará el 165º aniversario de la Batalla de Monterrey y se recordará a los soldados caídos en la guerra, a la vez que se planea la construcción de una plaza conmemorativa en Santa Lucía. Pero todo eso se puede leer mejor en el Blogg de Pablo Ramos. Yo aquí solo coloco la carta del teniente Dana a falta de documentos mexicanos. La traduzco sabiendo que traducir es traicionar y no coloco el original en inglés porque se puede encontrar en linea en el libro Monterrey is ours!: the Mexican war letters of Lieutenant Dana, 1845-1847 By Napoleon Jackson Tecumseh Dana

La carta es muy emotiva, creo yo, fechada el día 24 apenas terminada la tenaz batalla. Dice así:


Septiembre 24 1846,
Monterrey es nuestro.

photo of Napoleon Jackson Tecumseh Dana (1822-...Napoleon Jackson Tecumseh Dana Imagen via Wikipedia

Apenas puedo describirte con mi pluma cuántas dificultades, peligros y trabajos hemos pasado para conquistarlo. Hemos luchado muy, muy duro por cuatro días. El lugar es un segundo West Point en fortaleza y los mexicanos lo han defendido hasta el final, pero nosotros los hemos combatido muy fuertemente y ellos al final se han visto obligados a darse por vencidos y a capitular. Hemos conquistado todas sus bases mediante el ataque excepto dos, y los hemos hecho retraerse hacia ellas con todas nuestras armas mortales apuntando a sus rostros. Los hemos reducido al extremo que aceptarán cualquier término. El mismo Ampudia está muerto de miedo. Se han aceptado ya los artículos de la capitulación. El General Taylor les permitió que su ejército marchara fuera de la ciudad con los honores de guerra, cargando sus mosquetes, espadas, equipaje personal y seis piezas de artillería. Todo lo demás se nos entregó. En el ataque les arrebatamos grandes cantidades de municiones y trece cañones.

Pero nuestra lucha ha sido dura y sangrienta. En la Primera División, la muerte se extendió con horrenda libertad, pero fue su última pelea. Están arruinados, y envían comisionados en busca de un tratado de paz. Tan pronto como tenga oportunidad te lo contaré todo. Ahora estoy sediento, exhausto, con las manos vacías y no he tenido siquiera un capote sobre el cual recostarme por varias noches. Hasta que no tengas noticias mías despreocúpate del todo, querida. El peligro ya pasó.
Nuestros muertos y heridos no pueden ser precisados con seguridad. El Capitán Lewis Morris, Barbour, Field y el Teniente Irwin. Tercero de Infantería y el Capitán McKavett, Octavo de Infantería, El Coronel Watson de los Voluntarios de Baltimore se encuentran entre los muertos. Todos son casados, el Capitán Scott, Primero de Infantería, también. El Capitán LaMotte está muerto o mal herido, no lo sé, el Mayor Lear y el Teniente Richard Graham están heridos de muerte. Muchos oficiales están heridos, entre ellos Gatlin y Porter, ninguno de ellos de gravedad. Entiendo que el General Butler se encuentra herído también, así como el Mayor Mansfield y el Capitán Williams de los ingenieros, entre otros.
Pero todo está ahora bien. Gracias a Dios, a nuestro favor. Estate tranquila, querida Sue, y hasta que te pueda escribir de nuevo, quédate completamente tranquila.

Hoy que los Estados Unidos recuerdan los atentados del 11 de Septiembre, creo que es bueno recordar también que la violencia nunca tiene justificación y que las guerras entre naciones siempre son movidas por el egoísmo de una élite poderosa y corrupta.


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